LAS MANTAS DEL PODER
LAS MANTAS DEL PODER
Ernesto Hernández
Norzagaray
Manta es todo lo que tapa. Las
mantas amenazadoras no son nuevas en Sinaloa, y especialmente en Culiacán, son
un producto escatológico, que aparece de vez en vez, de cuando en cuando. Como
una extraña premonición de algo que puede escalar negativamente. Vamos, que
está escalando subrepticiamente sin ningún tipo de freno ético. Busca generar
una percepción negativa y medir la capacidad de reacción del adversario.
No olvidemos que fue una forma muy
socorrida cuando estaba en su mejor momento la disputa entre los cárteles por
regiones del estado. Incluso, materia para señalar la traición de tal o cual institución
o personaje sombrío. Incluso, no pasó de desapercibido para el arte simbólico
de la artista Rosy Robles que utilizó cobijas ensangrentadas para crear una
pasarela dantesca a un infierno visual.
Ahora, lo extraño, es que las estarían
utilizando personeros de quienes técnicamente deberían estar lejos de aquel
escenario sangriento, sórdido, funesto. Y es que a todas luces es producto de
la ruptura entre los personajes del gobierno del Estado y la Universidad
Autónoma de Sinaloa.
Sorprende, y mucho más, porque la
relación entre estas instituciones que deberían ser ejemplo de madurez y
civilidad política de estar detrás de estas manifestaciones distarían de serlo.
Acude su promotor a ejercicios de fuerza dignos de otro tipo de actores
sociales y políticos. Algo se está incubando y no parece que traerá bueno
porque, simple y llanamente, no se sientan a escuchar sus argumentos. O de
plano ya se terminó el dialogo ahora empieza la guerra. Semeja aquella máxima
incivilizada hitleriana de que “la guerra, es la política, por otros medios”.
Pues, será política autoritaria,
pero no democrática. Esta debe estar construida con el insumo del diálogo y la
negociación o no lo es. Pero, bueno, no se necesita haber hecho estudios en
comunicación política para saber que detrás de esas mantas está la de crear
percepción.
Por ejemplo, en una de esas
mantas, se pregunta al rector, donde estarían 4 mil 700 millones de pesos. ¿Cuáles
4 mil 700 millones? No importa explicarlo, basta con decirlo, registrarlo en
una manta. Se inyecta, en ella, esa sustancia que hoy para todo se utiliza como
es la corrupción.
Nuevamente Hitler: Di una mentira
cien veces, que algo queda, y cómo están fallando los recursos políticos y
jurídicos están a la mano los de la calumnia buscando debilitar la credibilidad
del objetivo personificado. En este caso, la del Dr. Jesús Madueña, rector de
la UAS, al que buscan poner en entredicho su honorabilidad.
El silogismo es simple, pero no
inocente. Si el rector es corrupto, descalifícalo y tendrás la posibilidad de
cambiarlo. Y podrás poner a alguien afín a tu interés. Ese tipo de silogismo se
siembra en un campo fértil. El de la corrupción. Todos son corruptos hasta que
demuestren lo contrario. ¿Y cuando podrá demostrarse? Nunca, porque no es el
propósito. Si ganó la percepción negativa, no hay manera de revertirla al menos
lo que dure la embestida. La sospecha no deja a nadie bien parado. Y menos a
los enemigos.
Sin embargo, el mejor antídoto a
este tipo de agresión es la acción productiva. En este caso la Universidad
tiene aciertos, muchos aciertos. Y, mejor, voluntad de cambio. Ahí está en
curso el programa de reforma universitaria que teóricamente modificara de fondo
la forma de hacer las cosas en docencia, investigación y extensión.
Es, sin duda alguna, la mejor
resistencia. La mejor forma de hablarle al ciudadano promedio que no está
interesado en seguir el relato de las mantas acusatorias, sino en articularse
en lo sustantivo. En lo que realmente hace la Universidad.
¿Qué la Universidad debe cambiar
aquello que momentáneamente la oscurece? Ni duda cabe. Pero, sin sacrificar,
como lo intenta el colgajo de mantas incriminatorias, si no a través de los
cambios institucionales. Ahí radica la fortaleza universitaria. Es el camino
trazado por la razón. Lo otro es el “manazo”, el golpe sobre la mesa, la
amenaza abierta o velada, la urgencia de imponer la voluntad de un solo hombre,
una sola idea. Nunca deben imponerse este tipo de mantas. No les asiste la
razón.
Por último, luego de que Armando
Contreras, y antes en 2020 Miguel Ángel Jáuregui Montes de Oca, ambos diputados
federales de Morena, intentaron una
iniciativa de reforma de la ley orgánica que rige la UNAM para luego retirarla ante
la presión mediática y política, me preguntó ¿lo que está ocurriendo en Sinaloa
es un ensayo de lo que se pretende hacer en las universidades públicas del país
a través de una supuesta democratización de los mecanismos de elección de
autoridades universitarias?
Y si es así, ¿apremia que este
ensayo salga lo mejor posible para hacer los ajustes y tenerlo como modelo para
el resto de las universidades? En
definitiva, es otra manta, donde no interesa tanto democratizar sino ensayar para,
si se puede y se dejan, seguir jodiendo instituciones públicas. Pero, cuidado, son
las Universidades, y ahí existe una historia, la de la rebeldía.
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