LAS FANFARRIAS DE HOY, ¿SENTENCIAS FUTURAS?
LAS FANFARRIAS DE HOY, ¿SENTENCIAS FUTURAS?
Ernesto Hernández
Norzagaray
Una enseñanza triste deja el
fallo del jurado ciudadano norteamericano contra Genaro García Luna y es que la
justicia, contra criminales mexicanos, no se encuentra en México, sino en el
sistema judicial de Estados Unidos.
La oferta de justicia del
candidato Andrés Manuel López Obrador de que cuando el llegara al poder, los
criminales de cuello sucio y blanco, y en particular los “políticos de la mafia
del poder”, irían a la cárcel no se ha cumplido y, probablemente, no se
cumplirá en el resto de sexenio.
Estamos en el último tercio del sexenio
y hasta ahora, ningún miembro de esa “mafia” perfumada, está purgando condena en
México y la mejor muestra, fue el fracaso de aquel ejercicio de consulta popular
donde se le preguntó a la gente si los “expresidentes neoliberales” debían ser
alcanzados por la justicia.
La respuesta fue clamorosa cuando
menos de un 8% de la lista nominal salió a votar y no todos sufragaron sí. Este
fallo significó un desperdicio de dinero público -qué, más tarde, se refrendó,
con la consulta de revocación de mandato donde se duplicó la participación y la
mayoría de los consultados sufrago con el sí.
Entonces, toda esa estructura
judicial, que tendría que servir para proceder contra los delincuentes de
arriba y, los de abajo, simplemente no funciona con la eficacia debida.
Ahí, está, la más sonora
evidencia cuando Genaro García Luna nunca fue molestado, y menos detenido en
México, sería hasta diciembre de 2019 cuando lo alcanzó la justicia
norteamericana por la comisión de cinco delitos federales donde cuatro de ellos
están vinculados al narcotráfico y el quinto, a una falsa declaración al
gobierno de Estados Unidos. Dijo, confiado, que nunca había cometido un delito
y quizá, lo dijo por exceso de confianza o, porque, nunca había sido procesado y
menos detenido por algún delito en nuestro país.
Lo sorprendente son las
expresiones de júbilo del presidente quien, ante la condena del jurado
ciudadano norteamericano, lo llamaría a la prudencia, rubor y vergüenza pues, muestra,
que lo sucedido en Brooklyn hizo no lo hace la fiscalía mexicana.
Y es que con ese “triunfo” en la
bolsa afirmó que demandara a César de Castro, el abogado del ex secretario de
Seguridad Pública, por intentar que Jesús “El Rey” Zambada refrendara una supuesta
declaración que hizo ante fiscales en 2013 y, que tenía que ver, con una
aportación del Cártel de Sinaloa de 7 millones de dólares hecha por el Cártel
de Sinaloa a través de Gabriel Regino, subsecretario de seguridad pública, cuando
AMLO era jefe de Gobierno de la Ciudad de México.
Y eso podría entrañar un problema
doble para López Obrador si Zambada hizo esa declaración que hoy niega: Estaría
en un expediente de la Corte de Brooklyn en estado de “guardese para cuando se
necesite” y, Genaro García Luna, purgara su sentencia en una cárcel de máxima
seguridad, es decir, lo tendrán a mano para cuando igual lo necesiten no hay
que olvidar las reservas que se hicieron en materia de dinero y política. O
sea, en Estados Unidos no se echa toda la carne al asador sino se dosifica.
Y es que a García Luna se le podrá acusar de
todo -y, más, ahora- pero no de estar desinformado, tiene muchos secretos no
revelados y en el futuro, podrían servir contra políticos que hoy ostentan
cargos de representación política. Un indicio de lo que podría suceder estará
en función del tamaño de la sentencia porque derivaría en clave de incentivos
para ayudarse y ayudar a sus captores.
Mientras eso ocurre los diputados
morenistas saltan a la tribuna para gritar al unísono: ¡Sigue Calderón!, ¡Sigue
Calderón! Y eso, tiene lógica porque era su jefe inmediato. La pregunta es si
se les juzgara y donde se le juzgaría o mejor, si no se le juzga en Estados
Unidos ¿se le juzgaría en México?
No hay duda de que Calderón debe
responder, al menos, como responsable político de la administración donde
García Luna prestó servicios públicos.
Tiene mucho que aclarar de esa
connivencia del poder político y el crimen organizado, pero, de ahí a que esa
sentencia no tenga anclajes en el tiempo obradorista lo veremos, claro, después
de que terminen las fanfarrias.
Si algo enseña el estudio de la
narcopolítica es que esta tiene una extraordinaria capacidad de renovación y,
si bien, la mayoría del grupo de García Luna están muertos, presos o prófugos
de la justicia no significa que hayan actuado sin colaboración de otros elementos
del sistema nacional de seguridad pública.
Acaso, ¿ya olvidamos el affaire
Cienfuegos? ¿García Luna no es el hilo que se rompió por lo más delgado? ¿y
estamos en una suerte de purificación de algo capaz de renovarse constantemente
para persistir por encima de estandartes ideológicos? ¿y es que el negocio
sigue, como cualquier otra empresa capitalista?
Hace unos días escuchaba a Germán
Martínez, el senador organizado en el Grupo Plural, cuando reflexionaba sobre
el caso de García Luna y lo enlazaba con el de Roberto Sandoval, el ex
gobernador de Nayarit, hoy preso en el penal El Rincón, por haber protegido al
narco en el estado que gobernaba. Y el senador, decía con la frescura de quien
fue observador en las elecciones estatales de 2021:
-Los gobernadores de los estados
del Pacífico deberían estarse viendo en el espejo de Roberto Sandoval.
Claro, en aquellas elecciones donde
el narco jugó, obtuvo triunfos del partido o coalición que se quiera y, que
sabemos, no pasó nada, se normalizó y los gobernantes andan como si nada, se
les olvido o, peor, se le olvido al Poder Judicial pero, no a los servicios de
inteligencia gringo, que podrían llevar ante la justicia a los García Luna de
ayer y hoy por las mismas razones.
Al tiempo.
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