GESTOS Y MENSAJES A LA CONSTITUCIÓN

 LOS GESTOS Y MENSAJES A LA CONSTITUCIÓN

 

Ernesto Hernández Norzagaray

 

La sesión solemne de los 106 años de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos fue sacudida por una mezcla de actitudes que no corresponden a la naturaleza y las tradiciones de tan significativo evento donde confluyen los poderes de la Unión y un selecto número de invitados de la clase política y social.

El ritual constitucionalista fue alterado cuando una “mano negra” modificó el orden que tradicionalmente tiene el presídium donde el titular del Ejecutivo está flanqueado por los titulares del Suprema Corte de Justicia de la Nación y el de la Cámara de Diputados, pero, en esta ocasión, se les orilló en una decisión de última hora y, probablemente, por decisión del Presidente López Obrador, el flanqueo estuvo a cargo de los titulares del poder armado que corresponde a los Secretarios de la Defensa Nacional y la Marina.

¿Qué pretendió el presidente al hacer este movimiento brusco que ponía en el centro a los titulares de las fuerzas armadas siendo que, como país, tenemos constitucionalmente un gobierno civil? ¿acaso el mensaje es que los civiles en este gobierno pasan a un segundo plano para decir que se gobierna con los militares? o, simplemente ¿fue producto de una molestia más porque estos cargos civiles “están en manos de la oposición”?

Cualquiera que haya sido la razón no corresponde a las rutinas de un gobierno civil, electo en las urnas, sino da cuenta de la concepción que domina el imaginario presidencial, nada con cualquier asomo de oposición y todo, con aliados confiables, aunque se rompan las tradiciones constitucionalistas.

Sin embargo, algo se salió del guion del protocolo, Norma Piña Hernández, la ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, seguramente molesta por el desdén del presidente a su representación tomó la decisión de mantenerse sentada a su llegada y desde ahí, aplaudir, para cumplir medianamente con la formalidad y la rutina constitucionalista.

Ese desplante movilizó a los encargados del protocolo y sin tener vela en el asunto, Alejandro Armenta, presidente de la Mesa directiva del Senado de la República, dejó su lugar y se movía nervioso con ganas de ir a levantar a la insumisa, pero se contuvo, no podía hacer nada contra la ministra rebelde solo hablar a favor de la gracia de tener un gobierno 4T.

En el momento estelar, los reflectores mediáticos, y el debate público, se desplazó desde la enjundia del discurso antineoliberal del presidente hacia al gesto de la ministra que tenía un semblante relajado y esbozaba una sonrisa tenue, opacada ligeramente por sus grandes anteojos, consciente  de que se la había cobrado a la estrella del acto conmemorativo.

El presidente López Obrador, al día siguiente, en su conferencia mañanera, cómo es su costumbre, intento convertir el golpe mediático en un triunfo de su gobierno, cuando dijo a la prensa: “Lo hecho por la ministra presidenta del Máximo Tribunal significa que se están llevando a cabo cambios y una transformación. Afirmó que ya no es el tiempo en donde el presidente es el que les da órdenes a los ministros…Eso me llena de orgullo”. Y fue más allá, al decir que la ministra Piña estaba donde esta gracias a él.

Situemos en su justa dimensión las actitudes de ambos actores constitucionales, el presidente López Obrador desdeñó a los representantes de los otros poderes, los relegó para dar su lugar a los secretarios de las fuerzas armadas y eso provocó, una reacción silenciosa, pero, ruidosa mediáticamente, de la ministra y eso, es un triunfo, que es parte de la lucha que se da en los órganos autónomos -o, acaso ¿ya se olvidó, la actuación independiente de los ministros, que eligieron a la ministra Piña Hernández como nueva presidenta de la Corte y que esa decisión, del colectivo, dejó en el camino a la ministra Yasmin Esquivel, siendo su candidata para ocupar el máximo cargo de la justicia en el país pero se cayó cuándo se hizo publicó lo del plagio de la tesis de licenciatura?

Entonces, no es un triunfo del gobierno obradorista, sino expresión de la voluntad de los ministros de ejercer su independencia y no aceptar, al menos en esta ocasión, la voluntad del presidente en turno, si fuera así, como dice el presidente López Obrador, otra actitud se tendría con el INE y sus consejeros electorales.

Luego vino el discurso de la ministra Piña Hernández que fue la culminación de su insumisión con la bandera en mano de la Constitución cuando afirmó serena pero contundente: “Tenemos que esforzarnos más para lograr un cumplimiento cabal de la Constitución (...) Los invito a trabajar hombro con hombro, la Constitución nos permite superar nuestras diferencias (...) para llegar a ser el México que debemos ser … De la Constitución emanan todas las leyes, en ella están plasmados nuestros derechos y libertades. Nuestro compromiso con México es cumplirla y velar por su cumplimiento, hagámoslo posible”, finalizando en medio de un gran aplauso Piña.

El presidente López Obrador al contrario de lo que afirma, y lo hace sentir orgulloso, constantemente pone en entredicho a la Constitución, y eso, es lo que ha hecho, que en el país no haya un espacio para la política a través del diálogo, la negociación y el acuerdo entre el gobierno y las oposiciones y eso lleve a crear innecesariamente una atmosfera de tensión y polarización política.

Basta ver hacia adelante, cuando se decida quienes serán los cuatro nuevos consejeros, entre ellos el nuevo presidente del INE, la Constitución anima a que estos sean electos por consenso de la representación en la Cámara de Diputados y, en caso extremo, de falta de acuerdos, contempla la figura de la insaculación, es decir, si le creemos al secretario de Gobernación, optarían por dejar la decisión al azar, sí, seleccionarlos a la buena decisión del azar. De ese tamaño el despropósito.

En definitiva, del acto conmemorativo, ritual, del 106 aniversario de la Constitución, nos quedamos con el gesto y el discurso de independencia de la ministra presidenta de la Corte y, también del presidente López Obrador, y es que algo cambió en la relación entre los poderes de la Unión.

 

 

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