LA OFENSA A LA MEMORIA
LA OFENSA A LA MEMORIA
Ernesto Hernández
Norzagaray
No sé si las leyes estadounidenses
que garantizan poner a salvo a sus testigos protegidos hace una salvedad con
aquellos presuntos delincuentes que tienen litigios abiertos y sustentados en
otros países.
Pero, supongo, que no, porque de
hacerlo automáticamente quedaría sin efecto la protección de este tipo de
personajes que “cooperan” con la justicia norteamericana y “demuestran” que se
han corregido.
Entonces, que esta justicia haya
liberado a Damaso López Serrano, el Mini Lic., quien está acusado en nuestro
país de ser el autor intelectual del asesinato del compañero Javier Valdez Cárdenas
rompe con el principio de reciprocidad. Es decir, aquello, de que no se debe
acoger a ningún delincuente en menoscabo de la aplicación de la justicia en
otro país.
So riesgo, claro, de que el país
afectado pueda recurrir ante otras instancias de justicia supranacional como es
la Corte Interamericana de Derechos Humanos o en su defecto, aplicar la misma
política con presuntos delincuentes que son reclamados por las autoridades
norteamericanas.
Entonces, a esa vía diplomática,
le espera un largo litigio donde las partes harán valer sus argumentos
jurídicos para garantizar por un lado sus leyes y por el otro, su derecho a una
justicia pronta y expedita.
Mientras eso sucede Damaso López podría
estar libre y lejos de enfrentar la justicia en México, tener un cara a cara
con los autores materiales del asesinato de Javier Valdez y responder por su crimen
o sus crímenes.
¿Qué pudo haber negociado para
lograr este beneficio que, según, los dichos de la jueza Dana Sabraw solo faltaría
que con la liberación se le otorgara una beca para estudiar o disfrutar unas
vacaciones?
¿Delató a otros miembros del
Cártel de Sinaloa?
¿Reveló rutas desconocidas del
trasiego de drogas?
¿O, será suficiente el millón de
dólares que prometió entregar a las autoridades?
¿Qué dio a cambio…?
Porque algo importante tuvo que haber
entregado para ocurrir una decisión que pone en entredicho la justicia
norteamericana y la colaboración entre estos dos países vecinos.
Lo otro es que la jueza se haya
conmovido con su juventud y que le haya dado una nueva oportunidad por ser su
primer strike.
Pero ¿eso da para ser un testigo
protegido?
¿Tan subjetiva es la justicia del
nuestro vecino del norte?
Lo sorpresivo con López Serrano solo
parece tener parangón, guardando la proporción de los personajes, con la
liberación de otros personajes del Cártel de Sinaloa luego de largas estadías
en prisiones estadounidenses.
Algo raro viene sucediendo con estas
decisiones que a la vista no parecen tener explicación racional y si no la
tiene, solo queda especular, sobre los verdaderos motivos de esta liberación.
Ante este despropósito el
gobierno mexicano no tendrá problemas para salir a decir que nada tiene que ver
con esta nueva liberación y, es correcto, cómo puede interferir en una decisión
judicial de otro país, incluso, afirmara que sus representantes legales van a solicitar
en el marco de su soberanía una explicación diplomática de este privilegio que
se otorga a un personaje que lo reclama la justicia de nuestro país.
Sin embargo, eso llevará tiempo y
lo que ya vemos en el entorno familiar y periodístico, es frustración en el ya
largo camino de alcanzar la justicia en este caso emblemático del periodismo
asesinado en México.
Aunque no estamos hablando de depresión
en el gremio sino de frustración, de la ofensa que representa y provoca “asco” a
Griselda Triana periodista y esposa de Javier Valdez, que, en estos cinco años
y meses, sacando fuerza de lo más profundo de su dignidad ni un día, si ni un
día, ha dejado de exigir justicia para que paguen los autores materiales e
intelectuales de la muerte de su pareja de vida y padre de sus hijos.
En definitiva, empieza un nuevo
capítulo de esta lucha que sostiene no sólo el periodismo sino todos aquellos
que se resisten a vivir en un país donde la violencia se ha institucionalizado
y lo más grave, que por la impunidad va por más.
Desde aquí, exigimos justicia.
Al tiempo.
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