LA PAX OBRADORISTA
LA PAX OBRADORISTA
Ya tenemos los resultados de las
contiendas estatales del domingo pasado y favorecen ampliamente a Morena y son
los que pronosticaron las encuestas de intención de voto que daban cuatro triunfos
a la coalición “Juntos hacemos historia” y dos, a la coalición “Va por México”.
Los eventos criminales tan
potentes en 2021 no se manifestaron abiertamente, o si ocurrieron como lo
señalan interesadamente algunos actores políticos, sería en forma aislada, como
lo pronosticamos en nuestra pasada entrega en Sinembargo.mx y es que a la vista
eran escasos los incentivos y altos los costos de hacerlo cuando los resultados
estaban perfilados especialmente en aquellos estados que por su ubicación
estratégica podrían tener interés especial para el llamado “partido del
sombrero”.
Eso, seguramente, no significó
que estos actores no hayan estado atentos al desarrollo de los comicios y en
especial, en ciertos estados y municipios, más adelante sabremos si quedaron o
no satisfechos con los resultados por su capacidad extraordinaria de reacción
ante sus propias adversidades.
Estamos en la fase de los cómputos
distritales y el próximo domingo los institutos electorales entregaran las
constancias de mayoría a quienes serán gobernadorxs electos y, salvo, en
aquellos estados donde se acrediten violaciones a la ley se seguirá el camino
de la judicialización electoral como parece será el caso de Tamaulipas donde el
PAN ha manifestado que “defenderá el triunfo de su candidato”.
Pero, la mayoría de los
resultados del PREP serán definitivos, las imágenes de victoria y alegría que
hemos visto a través de los medios quedaran tal cuáles lo que significa que
fueron unas elecciones sin mayores sobresaltos y todo llevaría a pensar que los
gobernantes estarán legitimados por los votos y ante la ausencia de recursos
legales interpuestos ante los órganos competentes, por los propios partidos
políticos.
Eso, es lo que debería suceder en
todas elecciones y evitar la presencia de agentes extralegales, armados, para
inducir o bloquear candidatos, amedrentar o bajar a los designados en los
procesos partidarios internos como también a las autoridades u operadores
electorales, menos, todavía, torcer la voluntad popular asaltando casillas y robándose
urnas con votos para cuadrar resultados favorables.
Sin embargo, como lo vimos en los
comicios del año, aquello fue la constante en varios estados de la república, ¿tendría
que ver con la cuarta visita del presidente de López Obrador al municipio de
Badiraguato?, como lo sugieren algunos actores políticos y sociales, esperemos
que no y que todo sea producto del juego de una competencia democrática y mejor
de una buena dosis de civilidad política. Además, que de aquí, en adelante, sea
la constante que la política sea un asunto de políticos democráticos
comprometidos con sus clientelas.
Quizá sea un sueño guajiro, una
ingenuidad, en un país, donde hay evidencia, de una cartelización de la vida
pública donde el crimen organizado está lejos de aquellas estampas campiranas
que despedían las detenciones de los líderes del llamado Cártel de Guadalajara
-antecedente del de Sinaloa- en los ya lejanos años ochenta y ahora, estamos
ante un complejo sistema de relaciones ubicuas, que están en la operación de la
calle, en los mercados, en las inversiones, en las finanzas, en los gobiernos y
la política institucional.
Lo que permite sospechar que detrás
de la pax electoral del pasado domingo haya habido, entre los barones por
supuesto, un “estate quieto”, para que los comicios fluyan en civilidad
política y que de ellas salgan gobernantes legítimos y al parecer, eso se logró,
con creces, aplanando al menos la cuestión electoral porque la violencia
cotidiana llegó a superarse a si mismo, con los homicidios dolosos, por día, especialmente
en el mes de mayo.
Porque una cosa es clara,
objetivamente, la violencia política pega directamente a la estructura del poder
y eso provoca inestabilidad, desconfianza, y subsecuentemente, afecta los negocios
cualesquiera que estos sean.
El mapa del poder morenista o
mejor del presidente, viaja de norte a sur, de este a oeste, fronteras y
costas, grandes y pequeños centros urbanos, y el resto está en manos de una
oposición fragmentada que difícilmente podrá articular un discurso homogéneo lo
que permite al gobierno tener mayores márgenes de actuación política lo que le
permite ir libremente a las siguientes estaciones de 2023 y 2024, cuando estará
en juego, el importante Estado de México y de nuevo la presidencia de la
República.
Ya veremos, lo que resulta con lo
que viene más adelante.
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