DESAFECCIÓN Y ABSTENCIONISMO
DESAFECCIÓN Y ABSTENCIONISMO
Sin duda, fue un nuevo triunfo de
Morena en las elecciones locales del domingo: Cuatro triunfos de seis gubernaturas
en juego, es un excelente resultado, incluso más. cuando los candidatos del
partido guinda en Oaxaca, Quintana Roo e Hidalgo los obtuvieron, al menos, dos votos
a uno.
Morena se perfila como partido
hegemónico en dos de cada tres estados de la República, comparable con el PRI
de los años noventa y si mantiene ese paso ascendente, podría convertirse en la
hegemonía casi absoluta que tuvo el PRI a finales de los años ochenta.
Y muy probablemente avanzara en
2023, cuando estén en disputa el Estado de México y Coahuila, hoy en manos del
PRI.
No obstante, no hay triunfos
absolutos, y no lo digo pensando sólo en los resultados de Aguascalientes y Durango,
sino en ese voto silencioso de la desafección electoral, que se manifestó abundante
en la mayoría de los estados bajo el ropaje del abstencionismo.
Veamos, estado por estado, de
acuerdo con cifras preliminares el abstencionismo en Oaxaca fue del 62 por
ciento; en Quintana Roo, 59 por ciento; en Aguascalientes 54 por ciento, en Hidalgo,
52 por ciento; en Durango, 49 por ciento y Tamaulipas, 46 por ciento.
O sea, técnicamente, en cuatro
estados, la abstención ganó ampliamente y eso opaca las cuentas alegres que hace
el presidente López Obrador, o el ejercicio de las manzanas que hizo el
diputado Fernández Noroña en la Comisión Permanente, habrían de ser leída en
clave de los votos obtenidos por cada una de las coaliciones y partidos.
La polarización está provocando una
contracción de la participación electoral y una preocupante desafección
política pues, no sólo se trata de obtener un triunfo sino con qué porcentaje
de la lista nominal se logró.
Por ejemplo, el morenista oaxaqueño
Salomón Jara, ganó con el 60 de ese 38% que votó; y la morenista
quintanarroense Mara Lezama, con el 56 del 41% que votó; la aliancista hidrocálida
Teresa Jiménez ganó con el 54 del 46% que votó; el morenista hidalguense Julio
Menchaca con el 61 por ciento del 48% que votó; mientras el aliancista duranguense
Esteban Villegas lo hizo con el 54 del 49% que votó y, finalmente, el tamaulipeco
Américo Villareal obtuvo el 50 del 54% de los que asistieron a las urnas.
Es decir, si las listas nominales
de estos estados acumulan en números redondos más de 11 millones 700 ciudadanos
con una abstención promedio del 54% representa más de 6 millones de personas que
decidieron por distintas razones no asistir a las urnas el domingo pasado.
Y, aquí, hay dos temas, el de la
legitimidad de los votos pues habrá gobernantes que tuvieron solo el apoyo del
30% de la lista nominal en su estado y el otro, la interrogante, cómo habrán de
votar los abstencionistas en los comicios presidenciales del 2024.
Y eso lleva, a otro tema, que
tiene que ver con los aspirantes a relevar al presidente López Obrador, si se
mantendrán unidos cuándo aparezca el resultado de la encuesta que decidirá quien
será el candidato o la candidata de Morena.
Hay, suficientes motivos, para
pensar que si se mantendrán unidos por una cuestión de incentivos dentro del
partido guinda que tendría mucho que repartir en caso de salir con éxito de la
contienda presidencial.
Y, además, en el caso de que
alguno de ellos decidiera romper con Morena por considerar que la encuesta tiene
resultados predefinidos y, a favor, de quien haya sido escogido por razones de
lealtad política, no tiene mucho futuro en la oposición.
La oposición difícilmente llevará
a la presidencia a un morenista que rompa por el resultado de la encuesta y es
que cada vez está más claro que un punto de encuentro es que tenga un candidato
joven, carismático, discurso y que represente símbolos con una fuerte dosis de
víctima porque ninguno de los tres que tiene AMLO reúne todas esas cualidades.
Claro, tendría tras de sí, figura, bendición y relato de AMLO.
Todos ellos son personas opacadas
por la sombra de López Obrador y por lo mismo no tienen carisma, ni discurso
propio y menos símbolos, que puedan trasmitírselo al electorado en una campaña
fuerte por los votos.
Y ese candidato para la oposición
sería Luis Donaldo Colosio Rojas, no hay otro, para estar en la disputa por los
votos y eso lo sabe Dante Delgado, dirigente del partido Movimiento Ciudadano,
que está buscando poner alto el listón para una eventual alianza con la
coalición “Va por México”.
Sin embargo, la aduana para el
2024, serán las elecciones del Estado de México y Coahuila, donde prácticamente
quedaría definida la antesala de la elección presidencial.
Pero, ojo, la experiencia de las
elecciones concurrentes de 2021, nos indica que los electores tuvieron un
comportamiento errático. Si bien Morena ganó la mayoría de los estados esto no
significó lo mismo en la Cámara de Diputados y más bien, tuvo un retroceso de
lo alcanzado en los comicios presidenciales de 2018, cuando con la
sobrerrepresentación del 18% les permitió tener la mayoría calificada.
Es decir, desde las elecciones
federales de 1997, el ciudadano promedio no le da todos sus votos al partido en
el gobierno y los divide de manera de constituir gobiernos sin mayoría o,
divididos, como se estila caracterizar en los estudios politológicos, para
obligar a negociar y acordar a las partes lo cual si no hay bloqueo de las
oposiciones favorece el juego democrático. Ya veremos como queda la relación
Ejecutivo-legislativo en los Congresos de los estados para saber si aquella
máxima federal se cumplió localmente.
Si eso no ocurre y tenemos
gobiernos unificados -ejecutivo y legislativo monocolores- sería el segundo
triunfo de Morena localmente, pero, si no sucede así, el gran ganador sería la
democracia mexicana pues las partes estarían obligadas a negociar y acordar constantemente
los asuntos de interés público.
Esto generalmente no gusta a los
políticos antidemocráticos, acostumbrados a que solo sus “chicharrones truenen”,
irse por la libre evitando rendir cuentas a la ciudadanía, pero este tipo de
contrapeso es el perfecto para impedir los abusos del poder y ver el talante de
los políticos de uno y otro bando.
En definitiva, los resultados del
domingo pasado muestran si bien los cuatro triunfos claros de Morena igualmente
desvelan las desafecciones y esa filigrana de contrapesos que arroja la
voluntad popular. Al tiempo.
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