REFLECTORES SOBRE EL “DUBÁI” MEXICANO
REFLECTORES SOBRE EL “DUBÁI” MEXICANO
El gobernador y el alcalde de
Mazatlán no se cansan de echarle porras al despegue que está teniendo el puerto
y en esa fanfarria alegórica se llega a decir que la perla está llamada a ser
reconocida como la Dubái del Pacífico.
Y es que si se le mide por la
cantidad de torres de condominios que están terminadas y las que están en
proceso podríamos aceptar esa aspiración marcada por el marketing turístico.
Pero, la mala noticia, es que más
allá de la palabrería, las maquetas bien hechas, la papelería lustrada, las
imágenes espectaculares de la bahía y el Paseo del Centenario, está el Mazatlán
real: el de las colonias populares olvidadas, las comunidades de desplazados
desde los pueblos de la sierra, el narcomenudeo con su estela de violencia
silenciosa, los desaparecidos y el de las fosas clandestinas.
A la vista, está el resurgimiento
de algo que parecía pactado para siempre, que no habría eventos como el ocurrido
el fin de semana cuando públicamente un convoy llegó a unos condominios del
norte de la ciudad y se llevó violentamente a tres jóvenes regiomontanos.
Se rumoro que en ese convoy había
participado una patrulla de la policía municipal y que se había ido con los
vehículos que llevaron a los muchachos vacacionistas lo que el propio
gobernador y la fiscal del estado inmediatamente desestimaron porque no hay
evidencia de que haya sido así, aunque el gobernador previendo que aparezca no
descartó que haya un video que ilustre la escena de esta eventual muestra de
connivencia entre delincuentes y policías.
Al escribir este artículo está
próximo a cumplirse una semana del “levantón” y llama la atención que, en la
conferencia semanera del gobernador, donde estuvo el secretario de seguridad
pública, e informó sobre el balance agridulce de hechos durante Semana Santa y,
en ella, no se mencionó el asunto que ya estaba escalando en las redes sociales.
Fue hasta que Riodoce y Noroeste mostraron
algunas imágenes que apareció la fiscal para decir que se abriría una carpeta
de investigación cómo ha sucedido, con muchos casos, que guardan el sueño de
los justos en un archivo de la fiscalía.
¿Por qué se mantuvo en secrecía
un tema de primera importancia para las familias de estos muchachos y para el
destino de playa?
Alguna vez un alto funcionario de
la fiscalía me decía que el modus operandi en estos casos de gran
visibilidad pública es que se busca rescatarlos con vida. Y eso implicaba hacer
los contactos ex officio con el bajo mundo para conminarlos a soltarlos
y de esa forma, bajar la presión mediática. En unos casos, me confió, se tenía
éxito en otros simplemente no se les volvía a ver.
Intuyó, que es el caso de los
regiomontanos, se mantuvo en secrecía haciendo contactos y buscando que los
muchachos aparecieran con vida y detrás de la desaparición debe haber algo
gordo porque el operativo según Noroeste involucró a un grupo de
aproximadamente 20 personas. Y todas ellas llegaron al domicilio pertrechadas
con armas y ropa de profesionales que no es muy frecuente que ocurra salvo en
aquellos casos, donde hay una orden del más alto nivel, en este tipo de
organizaciones.
Por el modus operandi hay
materia para pensar que entre estos muchachos alguno o todos pertenecían a un
bando contrario o habría un interés especial, si fuera un asunto de secuestro
que no parece ser el caso, nunca un equívoco porque estas organizaciones tienen
servicios eficientes de inteligencia.
Pero, bueno, esto lo tendrían que
aclarar las autoridades competentes tanto si hicieron gestiones fallidas cómo
también si las pesquisas que han realizado para encontrar rompen con una regla
no escrita.
Aquella de que no se debe
calentar la plaza por los efectos que tiene para el grupo criminal dominante y,
sobre todo, para la imagen de un destino turístico que se busca sea el mejor
destino de playa del Pacífico.
Antes de que Quirino Ordaz
viajara a tomar las riendas de la embajada de España el alcalde le organizó una
comilona con una entrada de ocho kilos de hacha y, me dicen, que entre las
cosas que le pidió el edil fue algo que no ha logrado invirtiendo: un vuelo semanal
desde Madrid a Mazatlán.
Uno más a México, como los que
por décadas han llegado a Puerto Vallarta y esa petición está bien por el serio
problema de conectividad aérea que tiene el puerto, sin embargo, el tópico de
la marca Sinaloa pesa mucho entre los españoles que acostumbran a viajar a
México y sospecho que está provocando una baja de viajeros no sólo españoles
sino europeos.
El ingrediente de la violencia
desincentiva a los viajeros como hoy ocurre con los segmentos que
tradicionalmente llegan a Cancún y Playa del Carmen.
La violencia en esta región ha
escalado exponencialmente en los últimos años y costado la vida de decenas de
turistas lo que inmediatamente se ha difundido en aquellos países, incluso, hoy
mismo, hay una advertencia de viaje del gobierno de los Estados Unidos para que
sus ciudadanos no transiten por ciertos estados de la república por los riesgos
que correrían.
Sinaloa, afortunadamente, no está
en esa lista negra pero no sería sorpresa que luego de este acontecimiento se
le incluya y eso sería un golpe al esfuerzo por hacer de Mazatlán el Dubái
mexicano y esa posibilidad se acrecentará conforme pasen los días.
Por ese riesgo, y más, deben
aparecer con vida los jóvenes regiomontanos.
Al tiempo
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