MUJERES
MUJERES
Ernesto Hernández Norzagaray
Que Glorimar vuelva, con sus pequeñas.
Acabo de ver las imágenes televisivas
y periodísticas multitudinarias, y escuchar los comentarios juiciosos de
analistas, por el llamado 8M del día Internacional de la Mujer. De París a
Madrid; de Berlín a NY; de Puebla a Culiacán; de Mazatlán a la Ciudad de México
y Guadalajara. Ríos de mujeres, pero, mejor, ríos de coraje, de impotencia, por
la espiral de violencia que se ha intensificado contra las mujeres. En sus
trabajos, en sus escuelas, en sus barrios, en la calle, en sus hogares. No hay
lugar, para el sosiego de género, para el libre transitar de mujeres que son acosadas,
golpeadas, violadas, asesinadas, en cualquier lugar y momento. Y que están
solas, porque pese a que tienen en la mano la ley contra las agresiones frecuentemente
se encuentran indefensas ante autoridades que cuando interponen un recurso
contra cualquiera de los ataques.
Aquellos en lugar de apoyar,
acompañar, defender, revictimizan. Las agreden una y otra vez. Ahí está la
impertinente declaración del alcalde de Culiacán que en la antesala de la
conmemoración del 8M salió a decir a la prensa que las agresiones son porque
las mujeres lo provocan. Es decir, este alcalde misógino, implícitamente defiende
a los agresores cuando el municipio a su cargo es uno donde se cometen la mayor
cantidad de feminicidios en el país. Pero, eso, escala cuando el mismísimo
presidente López Obrador en su mañanera nos viene a decir con un aire
paternalista que el movimiento feminista y sus protestas está intervenido por
sus adversarios, los conservadores, caramba, pero si él en cuestiones de género
es conservador.
Restándole así, al coraje acumulado,
las agresiones que día a día reciben las mujeres. Sea directamente a ellas o
indirectamente, cuando sus familias son igualmente agredidas. Con un “levantón”
a algún miembro y empiezan la andadura para mantener a flote a los suyos. Son las mujeres que hoy andan por todo el país
buscando a sus desaparecidos y desaparecidas. Las que escarban con la esperanza
de encontrar un indicio, una señal, entre los restos mortuorios que se
encuentran en una fosa clandestina.
Por eso, anima, estimula, los
miles de mujeres de todas las edades hermanadas en la lucha bajo una sola
bandera, la del alto a la violencia y por la justicia. De las que están en la
protesta y las que no, porque las han desaparecido. Bien lo dijo Frida Barrón: “El
Día Internacional de la Mujer no es motivo de ninguna celebración estamos
honrando a las mujeres víctimas de desaparición forzada, las de feminicidio, en
enero de 2020; estamos honrando la desaparición forzada de Glorimar -la joven enfermera
mazatleca que el año pasado fue objeto de una desaparición forzada y hasta la
fecha no se sabe nada de ella-, estamos aquí para luchar por nuestros derechos,
por nuestra libertad y exigirle al gobierno que no nos violente”.
Que se avance en el reconocimiento
de derechos humanos esenciales. Que, como se sabe, es una lucha de todos los días.
Hoy en el Congreso del Estado se festeja la aprobación de la interrupción legal
del embarazo en Sinaloa, y para ello se han reformado distintos ordenamientos legales,
por lo que el aborto deja de ser un delito, y obliga a las autoridades de salud
ajustarse a la nueva normatividad.
De manera que el aborto deje de ser una
práctica clandestina con un alto costo en la salud de quienes en Sinaloa se
ponen en riesgo frecuentemente en atmosferas tóxicas y manos inexpertas.
Respetable la posición de los
antiabortistas que se hicieron visible tanto en la votación como en las
inmediaciones del Congreso del Estado, pero hay que hacer conciencia de que los
abortos existen y es mejor que estén regulados por la ley, ofreciendo garantías
a las solicitantes.
En definitiva, este logró como
antes del matrimonio igualitario, son parte de una agenda de lucha de
generaciones de mujeres que han propiciado los cambios legales de avanzada en
el país. Ningún partido debe considerar que son su patrimonio y, en todo caso,
mujeres de los distintos partidos han hecho su contribución a lo que estamos
presenciando en beneficio de derechos conculcados.
Norberto Bobbio el filósofo de la
democracia, en un libro que lleva por título: El Tiempo de los Derechos (Sistema)
señalaba que “sin derechos humanos reconocidos y protegidos no
hay democracia; sin democracia no existen las condiciones mínimas para la
solución pacífica de los conflictos”. Qué así sea, son tiempos de cambio.
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