EL CIERRE DE FILAS EN MORENA
EL CIERRE
DE FILAS EN MORENA
El sentido de cuerpo partidario se impuso por encima de las
diferencias que notoriamente existen entre los grupos de la 4T en Sinaloa.
El Químico Benítez se movió muy probablemente en la capital
política y fue así como podría haber una orden desde Palacio Nacional para
cerrar filas en torno al polémico alcalde porteño.
No parece haber otra explicación cuando el gobernador, los
diputados federales y los senadores de Morena, no se diga, los diputados
locales, han estado más callados que una tapia y cuando habían sido cautelosos
en manifestarse en uno u otro sentido.
Sabían que cualquier opinión podría complicarle las alianzas
a Rubén Rocha que durante semanas se mantuvo esquivo en el tema, aunque, era
claro que estaba en la intermediación fallida a través del secretario de
gobierno.
Así, que en su segunda semanera, tuvo que salir al paso de
los casos, que están representando problemas de gobernabilidad en Mazatlán y
Mocorito.
En ambos municipios es lo mismo con distintos actores y
colores: en Mocorito los regidores de Morena le hacen la vida imposible a la
alcaldesa del PAS y en Mazatlán son las ediles pasistas quienes hacen lo propio
con el alcalde de Morena.
El caso es que en ambos municipios no se ha podido nombrar al
secretario, el tesorero y el oficial mayor.
La pregunta es si este llamado desde las alturas de Morena
tendrá efectos prácticos en el ordenamiento municipal.
Hay una legislación que establece que él, o la titular del
gobierno municipal, deben proponer al cabildo una terna para que los regidores
acepten o rechacen y la constante ha sido el rechazo.
La solución que se ofrece desde el apoyo morenista es una
solución política y eso obliga a las partes a ceder en sus pretensiones y que
al final, todos sientan que salieron ganando, lo que ganen o pierdan los
gobernados será un derivado de lo acordado.
Y, creo, que tanto los regidores pasistas, como morenistas, tendrán
que bajarle a la polarización y buscar un punto de encuentro para superar la ya
crisis de gobierno.
O sea, aquello de la soberanía municipal, que esgrimió el
gobernador, queda en un segundo plano y serían, en última instancia, actores
externos los que influirían en la solución del problema.
Y está bien, desde el punto de vista político, pero no es
seguro que lo sea en términos de gobernanza ya que es muy probable que el
conflicto persista a lo largo del trienio.
No obstante, la intermediación es necesaria siempre cuando haya
arreglo en las partes en conflicto.
La pregunta es si habrá una suerte de cambalache entre los
dos casos mencionados para alcanzar la estabilidad de los gobiernos.
Aparentemente eso es lo que se avizora, sin embargo, Víctor
Antonio Corrales Burgueño, el nuevo dirigente del PAS, no ha salido de la
lógica de la “falta de respeto” a los acuerdos de campaña y no da un paso adelante
para ganar perdiendo en el mediano y largo plazo.
Hoy. el alcalde Benítez Torres, lleva las de ganar con el
apoyo recibido de la plana mayor de Morena y eso lo sabe, tanto él, como el
propio Héctor Melesio.
Aquí, es de esperar si Cuén ha ganado criterio político,
seguir la estrategia de dos pasos atrás un paso adelante.
La política es de ciclos y Héctor Melesio debe entender que
esta pelea la tiene perdida, si es que su apuesta estaba en someter a presión
al alcalde y en última instancia, llevar el problema al Congreso del Estado,
donde una negociación con el gobernador -a través, claro, de Feliciano Castro-
podría haber llevar a la desaparición de poderes y a una nueva convocatoria de
elecciones.
Eso, no va a ocurrir, está cerrada esa posibilidad que seguramente
fue acariciada por la cúpula pasista y es que ya cambio el escenario con el
llamado a la disciplina en Morena.
La oferta implícita del gobernador es arreglemos las cosas
dando estabilidad a Mazatlán y Mocorito.
Pero, si es así, es una negociación de fondo desventajosa
para el PAS porque no es lo mismo un municipio y el otro, para el proyecto
político del hoy secretario de Salud.
Por eso, el silencio de los aliados.
Sin embargo, no tienen posibilidades de sacar adelante su
estrategia e ir colocando las piezas en el fichero de los comicios de 2024.
De manera que seguramente estarán buscándole la cuadratura al
círculo para salir lo menos golpeado posible.
Pero, el incumplido, quedará ahí, por si hay, que cobrarla en
el futuro.
Es el estilo de nuestra política y menos Héctor Melesio, que
no perdona este tipo de engaños.
Y, entonces, no hay que perder de vista, las próximas decisiones
que se tomen en el Congreso del Estado, cuándo se trate de reformas
constitucionales y reglamentarias que necesiten los votos de los votos del PAS.
Así, que como se resuelvan los casos de los municipios en
conflicto, pudiera ser determinante en las relaciones políticas de Rocha con
Cuén si no se actúa con visión de largo plazo.
Cuén Ojeda, ha ganado temple político y parece que ha dejado
atrás los pleitos de “infiernitos” y selecciona cada vez mejor sus enemigos y
combates -Al menos, eso me ha llevado a pensar, cuando sus “medios de
comunicación” repentinamente se han vuelto más moderados y políticos en el
trato con los otrora enemigo del mandamás de la UAS.
Basta leer el trato displicente y halagador que esta semana ha
dado Proyecto 3 a la doctora Teresa Guerra, la nueva secretaria de la Mujer, a
la que sorprendentemente la erigen en candidata para futuras contiendas
electorales cuando antes era sometida a una crítica feroz en esas mismas
páginas.
En definitiva, lo que hoy ocurre tempranamente en dos
municipios, muestra muy pronto a lo que estará sujeta la alianza transexenal entre
Rubén Rocha y Héctor Melesio Cuén, y de cómo se resuelvan los diferendos mostrara
una vez más que la política por definición es conflicto pero también arreglo; y
hasta hoy, lo que hemos visto es conflicto y polarización, que es un mal
mensaje para los ciudadanos y, sobre todo, para las ambiciones futuras.
Y, dentro de todo esto, un detalle, ¿a qué juega el regidor morenista
Roberto Rodríguez cuando su partido cierra filas en torno al alcalde?
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