AUTORITARISMO Y TRAICIONES MARISMEÑAS
AUTORITARISMO Y TRAICIONES
MARISMEÑAS
“Lo viejo no termina por irse y
lo nuevo, no termina por llegar”, es una máxima trillada de los procesos de
transición a la democracia que explica la persistencia del autoritarismo y
justifique las traiciones, como, también, que el programa político ocupe un rol
secundario y haya una personificación del poder. Donde, domina, además, la
desconfianza entre los actores políticos. Y, como, no hay un espacio para la
confianza, estos actores se disputan el poder por encima del mandato de las
urnas y la ley, la ajustan a sus intereses. Eso, es, lo que estamos
presenciando en el cabildo mazatleco.
Por, un lado, esta Guillermo
Benítez Torres, el alcalde reelecto de Mazatlán, quien se pertrecha en el
triunfo obtenido en las urnas y pretende nombrar legítimamente a los miembros
de su gabinete y consensar quienes integraran las comisiones del propio cabildo
obteniendo el rechazo de la amplia mayoría de los regidores.
En las antípodas está Héctor Melesio
Cuén Ojeda, el líder moral del Partido Sinaloense, con sus tutelados y hoy convertido
en el flamante Secretario de Salud, o mejor, el hombre fuerte del gabinete
estatal, por su dualismo entre dirigente político y funcionario, quien lidera abiertamente
la oposición interpartidista en el cabildo mazatleco (léase en Noroeste de mi
autoría La Foto de la Venganza), que, en realidad ha mostrado un conjunto de
políticos que han caído en su red y buscan así hacerse del poder nombrando
ilegalmente a quienes ocuparan los tres principales cargos (secretario,
tesorero y oficial mayor).
Es comprensible ¿quién quiere
estar fuera de la órbita del poder real por los siguientes tres años? Pero, en
el pecado, llevan la penitencia. Haber aceptado el tutelaje los pone en
evidencia como políticos cuando el cabildo debe seguir siendo un espacio libre
para la deliberación de los asuntos municipales, más allá, de tutelajes. Y no
es, porque el alcalde Benítez Torres, sea mejor que ellos, sino, porque están
más cerca de la ilegalidad que de la legalidad.
Por más, que esgriman estos la
ley, para justificar sus acciones, a todas luces, están al servicio de un poder
que está más allá del cabildo. Es la traición a los votantes y subrayo “los”
porque hay que recordar que fueron votados indirectamente por medio del sistema
de listas de partido que establece la ley electoral.
Entonces, estarán, ahí, para
votar en el sentido en que les indique el tutelaje político. Por lo pronto, ese
poder extrarradio, se ha dejado sentir desde mucho antes de la primera sesión, cuando
dejaron con la mesa servida al alcalde electo en el exclusivo restaurante
Héctor Bistró y, más tarde, cuándo se les convocó para “consensar” a los
integrantes de las comisiones de ley mandaron decir al margen de la ley (Felipe
Guerrero, dixit) “que ya estaban constituidas”.
Otro yerro de este grupo, haber
realizado reuniones secretas, para enfrentar al alcalde y someterlo a las ordenes
del super secretario. Al “cacique de la UAS”, cómo lo llamó el alcalde en la campaña
por la nominación como candidato a gobernador y rechazo a cualquier alianza con
el PAS. Pero, aquel, tuvo que tragarse sus palabras, ensoberbecido por el poder,
intentó hacer un gobierno de un solo hombre, de una sola voz y una postura,
hasta llegar a la violencia de género, contra un poder electo, el de la sindica
procuradora.
Quién, no se dejó, escaló su
queja a las instancias del partido Morena y las jurisdiccionales, luego los tiempos
legales, invadieron los de las postulaciones, por lo que fue el PAS, el partido
que lo registró como candidato a la alcaldía. Y, aquel, debió haber prometido
todo, con tal de aparecer en la papeleta. Ya con el triunfo en la bolsa echo
reversa, traicionó su palabra y aliado.
A pregunta expresa de un
reportero respondió: “Al PAS no le toca nada”. Al día siguiente, en un acto
penoso, el dirigente del PAS, lo hizo dar una conferencia de prensa donde
corregía lo dicho el día anterior. Y, de ahí, empezó el jaloneo por las
principales posiciones del ayuntamiento. Cuén Ojeda quiere para su grupo la secretaria
de Gobierno, la Tesorería y la Oficialía Mayor del Ayuntamiento. Es decir, quiere
el control del gobierno municipal, tener la llave de la gobernabilidad para
someter al alcalde. Por supuesto, al alcalde le resulta inaceptable, después de
la experiencia de su primer trienio donde fue amo y señor.
Y, ahora, el municipio está en una
seria crisis institucional, sin un poder constituido, que se pretende resolver
con funcionarios interinos que solo se prevé en acuerdo con los miembros del cabildo.
No hay que olvidar que el artículo 38 de la ley del gobierno municipal
establece en su fracción I que el alcalde tiene entre sus obligaciones: “Dirigir
el gobierno y la administración pública municipal y proponer al Ayuntamiento el
nombramiento del secretario del Ayuntamiento, del Tesorero y del Oficial Mayor…”.
Ergo, los regidores, nunca
debieron haber tomado protesta a quienes a su juicio deben ocupar los cargos, porque
es una competencia del alcalde Benítez, y quién en la primera sesión debió proponer
a quienes ocuparían esos cargos y evitarse la repulsa por intentar presidirla con
un funcionario en calidad de asesor jurídico. Y se levantó la sesión para
entrar en “receso permanente”. Ahora el escenario se complica con la
polarización de los bandos y se pertrechan en posturas irreductibles. Creen que
así pueden llegar a un punto de acuerdo, pero perdiendo lo menos posible. Sin
embargo, persiste la desconfianza y esa es la principal dificultad para el
entendimiento y el acuerdo.
Benítez y Cuén son personajes de
talante autoritario adictos a un buen pleito. Ahí, están, los casos perdidos en
tribunales. Cuén supone que tiene la sartén por el mango. Cuenta seguramente
con la anuencia del gobernador. Y si la crisis institucional, llega al Congreso
del Estado la mayoría morenista-pasista, podría terminar dando la puntilla al
alcalde desapareciendo los poderes municipales y en ese eventual desenlace el
alcalde, la sindica procuradora y los regidores tendrían que irse a su casa
para presenciar la integración de un poder que no fueron capaces de construir
por la polarización y sevicia política.
Urge, entonces, intermediación
política, por lo que la única salida es volver la vista a la sociedad civil
para que los cargos en disputa lo ocupen personajes de amplio reconocimiento
social antes de que el Químico Benítez, diga en un acto desesperado, que detrás
de toda crisis institucional, están las manos del gobernador Rocha Moya, o sea,
la política que nunca se ha ido, y la nueva que no termina por llegar.
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