TERE Y OSCAR
TERE Y OSCAR
Tere Guerra y Oscar Loza, son dos
figuras públicas sinaloenses, a los que les une una trayectoria política y
social de varias décadas en Sinaloa como parte de una generación rebelde que se
incubó en la Universidad Autónoma de Sinaloa.
Tere, abogada laborista,
profesora universitaria, periodista y activista de las causas de las mujeres es
un referente inevitable de nuestra vida pública.
Oscar, economista, profesor
universitario, fundador y activista de los derechos humanos desde 1983 cuando
junto con otros universitarios, algunos con menos suerte que él, crearon la persistente
Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa, que nos remite inevitablemente
a la memoria de Jesús Michel, Norma Corona y Jorge Aguirre.
Ambos, además, son fundadores de
organizaciones políticas que fueron cimientos sólidos de la arquitectura de la
izquierda en Sinaloa.
En los últimos años han estado
más en la izquierda social, que, en la partidaria, más en la lucha social que
en la grilla que carcome la izquierda, y desde dónde han jugado un papel nada
fácil para un estado marcado por las injusticias y la violencia.
Afortunadamente los seguimos
teniendo entre nosotros.
Rubén Rocha, el gobernador
electo, los ha buscado para ofrecerles cargos en la próxima administración
atendiendo a su perfil y trayectoria.
Tere, ha aceptado ser la primera
titular de la nueva Secretaría de la Mujer, lo ve como un mejor espacio para
servir a un colectivo que en la última década ha sido frecuentemente ignorado y
violentado socialmente, ahí está el número creciente de feminicidios y
desaparecidas.
Oscar, luego de pensar en una
oferta que muchos quisieran, ha dicho no y su argumento, es que su perfil es
del activista, no del burócrata, el de los movimientos sociales, no el de
oficina, de horario, y esta convencido de que puede servir mejor a este
gobierno desde el movimiento de los desplazados, las “rastreadoras”...
Hay quienes han visto la
invitación a ambos como un intento de cooptación de figuras que le darían
lustre al nuevo gobierno.
Hay algo de eso, pero no es todo,
para un gobierno obradorista la agenda social es de fundamental importancia y
por ello, busca legitimarla incorporando a figuras indispensables de la vida
pública.
Y es que, un gobierno de
concentración, como el que va configurando Rubén Rocha aun con la reserva que
provocan algunas de sus decisiones adelantadas sea en el partido Morena, como
en los órganos autónomos (FGR y ASE), exige matizarlo con personajes de amplia
visibilidad y reconocimiento público, aun con los riesgos, que significa tener en
el gobierno a personas voz propia sobre los temas de desarrollo sociopolítico.
Rocha, quiere hacer un buen
gobierno, seguro echará toda la carne al asador, pero en política, al menos en
Sinaloa, siempre hay acotamientos que no se puede dejar de considerar:
Primero, los gobiernos operan en
condiciones de recursos escasos y en un contexto de alta demanda social, lo que
obliga a optimizar el recurso escaso, sin que se quiebren los equilibrios de la
gobernanza.
Segundo, un gobierno de
concentración, implica la inclusión de un abanico de intereses más que de
ideologías que en estos tiempos de mudanzas políticas dicen poco, más allá de
una perorata en la matriz de izquierda-derecha, y la cuestión será para este
gobierno, como equilibrar esos intereses que se hicieron presentes en la
campaña electoral y llegaron a ocupar posiciones de intermediación política,
pero, llegado el momento estarán visibles en la administración pública,
incluso, porque no, están mandando mensajes siniestros rutinarios en la
antesala de cada toma de posesión y que alguna vez llevó al exgobernador Juan
Millán a decir a los cuatro vientos: “me están calando”, en clara referencia a
las balas del crimen organizado; y, hoy no ha sido la excepción, lo hemos visto
ya en los municipios de Sinaloa y Guasave.
Tercero, están los propios
márgenes de actuación del gobierno en un contexto de contracción de la
recaudación fiscal, deuda pública, etc. sobre los que Rocha Moya ha dicho, que
en su gobierno habrá austeridad y se acabará el dispendio hecho en publicidad gubernamental,
sin embargo, además, de ver si se puede lograr por los intereses en juego en
los medios de comunicación ¿a cuánto asciende? de manera que signifiquen
ahorros sustantivos para la implementación de políticas públicas sociales.
Aquí, me detengo con una digresión,
recuerdo una declaración del expresidente brasileño Lula de Silva, cuando un
periodista extranjero le preguntó inquisitivamente: ¿cómo había logrado llevar
a 20 millones de pobres a la clase media en un contexto de intereses y deuda,
que dejaban un escaso margen de cumplimiento de la oferta electoral?
La respuesta de Lula fue palabras
más, palabras menos, que había un 10 por ciento del presupuesto nacional que
era del gobierno y de nadie más, y ahí estaba el desafío, había que manejarlo
con honradez, transparencia y eficacia para distribuir y generar los empleos
que los brasileños necesitaban y esa es la ruta, que cualquier gobierno, debe
seguir para garantizar las oportunidades y la movilidad social.
Pero, volviendo a Tere y Oscar, la
decisión que han tomado cada uno de ellos pese a que no es la misma, tiene el
mismo significado, una desde las instituciones y el otro desde el espacio
público, ambos se complementaran en un circulo virtuoso para las mejores causas
de los sinaloenses más vulnerables.
Solo esperemos que el gobierno de
Rocha Moya este a la altura de estos liderazgos, pero, sobre todo, de las
causas que enarbolan y se le den las facilidades para que cada uno desde su
trincheras hagan su mejor esfuerzo.
Tere apoyando las causas de las
mujeres y Oscar en el activismo y la promoción de los derechos humanos en la
sociedad, pero, ante todo, en las instituciones de seguridad pública que
frecuentemente violentan derechos consagrados en la Constitución.
En definitiva, la decisión de
Rocha Moya, de invitarlos a formar parte de su gobierno al margen de la
respuesta de Oscar, es un acto de buena voluntad, y el resto serán las
facilidades que preste a ellos y también a otros liderazgos sociales, que
enarbolan estas u otras causas sociales sin tanta visibilidad mediática y que
por ello se encuentran más expuestos a los ataques de las fuerzas de la
oscuridad.
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