TRASVASE POLÍTICO
TRASVASE
POLÍTICO
Cambiar de posición política, sería la definición más
sencilla cuando hablamos de trasvase y está puede estar ligada a una decisión
personal o, también, a una estrategia de cooptación que es lo que podría estar
sucediendo en México.
Los relevos sexenales siempre han sido un momento propicio
para que el político afirme su militancia en un partido o, para que la
redefina, en función de los incentivos que tiene para tomar una u otra
alternativa.
Tradicionalmente han sido la continuación de las carreras
político-administrativas en un cargo en la función pública federal o estatal,
incluso, en el servicio exterior o, en su defecto, que al no verlo claro
decidan cambiar de militancia.
En estos días se ha hablado mucho de que desde la Presidencia
de la República existe una estrategia de cooptación de algunos gobernadores de
la oposición, entre ellos el de Sinaloa, que el último día de octubre dejara el
cargo.
La explicación más sencilla es que es la culminación de un
coqueteo que lleva años y que las dos partes, como una relación de mutuo
entendimiento, deciden ir a la segunda fase, que en el caso que nos ocupa sería
el cambio de adscripción política.
Pero, esa suerte de enamoramiento político tiene otras
aristas, que tendrían que ver, al menos, con el gobernador cooptado que es
reducir los riesgos de persecución política al final de su mandato por hechos
que potencialmente pudieran configurar delitos en el ejercicio de la función
pública.
Los pactos de impunidad están muy arraigados en nuestras
tradiciones políticas y, ahora, cuando existe una narrativa desde el poder en contra
de la corrupción está demostrado que hay excepciones a la regla.
Y la puesta en marcha, de una política de trasvase político,
podría provocar que se atenúen las posibles incorrecciones en el ejercicio de
la función pública.
Claro, esta política es selectiva, no caben todos, no basta solo
ser gobernador como lo demuestra el caso de Francisco García Cabeza de Vaca, quien
tiene abierto proceso por vínculos con el crimen organizado y enriquecimiento
inexplicable, se trataría en esta política de trasvase atraer a Morena aquellos
cuadros claves para las identidades y la competencia política. Incluso, habiendo tenido resultados diversos
en los comicios del pasado 6 de junio.
Veamos, está el caso del aguerrido Javier Corral, en Chihuahua,
donde si bien la gubernatura quedará en manos del PAN, él ha dicho que dejara de
militar en el partido blanquiazul y tiene la invitación para sumarse a las
filas de Morena.
Recientemente, Diego Petersen, un destacado analista tapatío
ha escrito que lo mismo pudiera suceder con el gobernador Enrique Alfaro que
milita en el partido Movimiento Ciudadano y quien podría tener un
distanciamiento con Dante Delgado, su dirigente nacional, quién está preocupado
por el futuro de su partido, mientras Alfaro por su futuro político.
Aunque, al inicio de su gestión señaló que al terminar su
mandato se retiraría de la política activa. Hoy, es un político que ha
demostrado capacidad para conservar Jalisco bajo las siglas de MC y está bajo
amenaza del cártel Jalisco Nueva Generación, y difícilmente, podría retirarse a
su domicilio a disfrutar de su familia sobre todo con el antecedente del
asesinato de Aristóteles Morales, su antecesor en el Palacio de Gobierno.
También, está Quirino Ordaz, quién para un sector del
priismo, entregó la plaza al presidente López Obrador y esta será gobernada por
Rubén Rocha, quién hizo posible una amplia alianza que va desde la vieja
izquierda hasta con empresarios que han sido carne de escándalo, como el
llamado grupo Arhe, pero, también, el papel que jugó el narco en las pasadas
elecciones.
Y, podríamos agregar a la sonorense Claudia Pavlovich, de
quien se rumora que, al entregar el poder a Alfonso Durazo, podría asumir el
consulado de México en Barcelona.
Se podrá decir que son simples especulaciones y que de esto
no hay nada firme, pero hay mensajes que se han hecho públicos y han
trascendido la esfera del cotilleo, y si eso sucede es evidente que la
perjudicada será la coalición “Va por México” que perdería activos importantes
para la elección presidencial de 2024.
En definitiva, estamos en una etapa de recambio político y la
movilidad de militantes será la constante en los siguientes años.
Para empezar, podría suceder en Sinaloa.
Comentarios
Publicar un comentario