LA LUCHA DE INOCENCIO CASTILLO
LA LUCHA DE INOCENCIO CASTILLO
En política no hay sorpresas, hay
oportunidades, que los audaces aprovechan para difundir sus reclamos y anhelos
de justicia.
Inocencio Castillo, un biólogo
que se ha desempeñado como profesor de matemáticas en la Universidad Autónoma
de Sinaloa al que se le rescindió su contrato en 2006 y empezó una defensa larga
en los tribunales para que se le reinstalara en su plaza y logró un laudo a su
favor que rápidamente fue neutralizado por la connivencia de las autoridades universitaria
con la Junta de Conciliación y Arbitraje local.
Es la lucha de Inocencio Castillo,
pero, en realidad, es una representación de cientos de casos que han seguido
ese camino por no someterse a los designios de quienes se han apropiado de la
UAS y desde entonces han roto con las aspiraciones de muchos de sus académicos
que han tenido que abandonar la institución por dignidad y temor ante la
persecución y el acoso laboral.
Otros, muchos, han aceptado las
condiciones ofensivas que les imponen adentro de la casa Rosalina, pero sobre
todo fuera de la UAS, sea en las llamadas brigadas sociales o en el activismo a
favor del proyecto de la llamada Universidad partido.
Así, hoy vemos a profesores y
administrativos incómodos en los cruceros repartiendo propaganda a favor de los
candidatos de la alianza electoral Morena-PAS, tocando puertas en las colonias
populares buscando lograr compromisos de voto y preparándose para la
movilización de los electores el día de la jornada electoral.
O sea, para hoy, que se pone en
circulación la versión impresa de Riodoce, cuando miles de profesores y
administrativos precarios o estudiantes estarán siendo monitoreados para que
cumplan con sus tareas extrauniversitarias para hacer ganar la fórmula
electoral “Juntos hacemos historia” integrada por Morena y el PAS.
¿Lo lograran? Eso dependerá de los
ciudadanos libres, pero también de la capacidad de movilización que tengan los
partidos el día de la jornada electoral y de la efectividad del control que
ejerce el PAS entre los universitarios que en 2018 se mostró que en sus filas
hay “voto de castigo” por la forma en que se les presiona y está vez
seguramente no será la excepción.
Y el PAS podría refrendar la baja
votación que obtuvo en el 2018 que los puso en los límites de perder el
registro electoral cuando obtuvo 85 mil votos en la elección de diputados locales
y con una gran dispersión de su voto estatal.
En esta circunstancia Inocencio
Castillo se convierte en una suerte de recordatorio de lo que sucede en la UAS
y lo que representan sus aliados en las alturas de Morena y fuera como ocurrió
con las decisiones de la Sala Superior del TEPJF que echo abajo lo acordado en su
Sala Regional en contra de los candidatos a alcaldes y diputados federales morenistas
a los que se le habían retirado sus registros para competir en esta elección
por ejercer violencia de género en contra de las síndicas procuradoras de Ahome
y Mazatlán.
¿Qué efecto podría la
representación encadenada que ha hecho el profesor Inocencio Castillo en el
ánimo de los votantes universitarios?, incluso más allá. Es imposible
calcularlo. Pero, lo qué sí es claro, es que su acción se suma a los agravios
que sufren cotidianamente los universitarios. El pulso ha sido la reacción
solidaria en redes sociales al punto que ha neutralizado a los escribanos y bots
pasistas que se han abstenido de descalificar su lucha.
O sea, Castillo, logró ya un
triunfo moral, que se suma a las atenciones que ha obtenido en Palacio Nacional
y las altas autoridades en materia de salud que han manifestado interés por atender
el tumor cancerígeno que tiene en la zona del oído.
Ahora, corresponderá a los
ciudadanos, pero especialmente a los universitarios, hacer valer su voto el día
de la jornada electoral y manifestar su solidaridad silenciosa pero efectiva en
el reparto del poder.
Me quedo con la expresión de la
manta que se desplegó sobre las barras que protegen Palacio Nacional de que en
la UAS sus autoridades “matan profesores” y lo hacen de manera simbólica al asesinar
carreras académicas, pero también literalmente de hambre y enfermedad a quien
optan por la dignidad y dan un paso adelante, como lo hoy lo da el profesor Castillo,
aun o por eso con su cáncer.
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