DESPUÉS DE LA TORMENTA
DESPUÉS DE LA TORMENTA
Las razones del INE, finalmente,
se impusieron en los casos de Guerrero y Michoacán con la sentencia del TEPJF y
está a salvo, el derecho de Morena, de postular nuevos candidatos a gobernador.
El ruido mediático que subsiste
seguramente alcanzará hasta el día de la elección y muy probablemente estará en
el ánimo del debate parlamentario cuando se discuta la reforma del sistema
electoral y esperemos, que cuando esto suceda, sea con el consenso de todas las
fuerzas políticas representadas en el Congreso de la Unión.
Al fin, y al cabo, luego de estos
litigios preelectorales todas las partes salieron ganando que es una regla de
la política democrática:
El INE, ganó, porque hoy aparece
como una institución de leyes y en eso, más allá del ruido y las
animadversiones personales, no hay marcha atrás, hoy más que nunca estará
obligada – y lo está haciendo- a que la administración de las elecciones sea
garantía de certeza y legalidad.
El TEPJF, con la votación
mayoritaria, y la soledad del voto de su presidente, obtuvo la legitimidad que
estaba en entredicho y demostró, que el magistrado José Luis Vargas, no tiene
nada que hacer en el cargo y debe irse a su casa para arreglar los asuntos que
tiene pendientes con la justicia por sus bienes patrimoniales.
Morena, gana porque siendo
partido en el gobierno, y probablemente lo seguirá siendo al menos de aquí al
2024, se dio cuenta que debe avanzar hacia a una mayor institucionalización
partidaria porque muchos de sus problemas tienen que ver con sus prohombres, el
escaso respeto a las reglas internas y a la Ley de partidos.
El gobierno de López Obrador, si
ve con perspectiva de futuro, sabrá de la importancia de los contrapesos al
poder presidencial para esa democracia que tanto le gusta representar sin
corrupción e impunidad
Y la ciudadanía, aun en el
desconcierto y la molestia que dejan estos escándalos políticos, en un segmento
de la población sabe que hoy hay mayores garantías para la protección de su
voto y preferencia.
Incluso, Félix Salgado Macedonio
y Raúl Morón, ganarán, si cómo todo indica, tuvieron mano en el nombramiento del
nuevo candidato.
En el caso de Guerrero, ya se
habla de que el acto celebrado el pasado miércoles en Chilpancingo antes que ser
una manifestación contra el INE y el tribunal electoral, es para que Félix
Salgado respalde a su hija Evelyn como su relevo y eso es lo que explica, que
aun después de la decisión mayoritaria del tribunal el político guerrerense
afirme que “será gobernador”, lo que deja el olor a una nueva versión de
“Juanito” que solo faltaría planchar para de inmediato empezar está campaña que
nunca paro solo que existió por otros medios.
Mis fuentes en Guerrero me dicen
que Evelyn no será una “Juanita” que tiene trayectoria propia en el servicio
público y uno de esos cargos, fue como titular del DIF, cuando su padre fue
alcalde de Acapulco con un desempeño aceptable en un municipio de grandes
contrastes y múltiples intereses en juego.
La incertidumbre democrática,
cómo bien lo dice el politólogo polaco Adam Przeworski, es parte del juego
democrático y en ello están las instituciones y el cumplimiento de la ley, no
menos la propia competencia por los votos.
No es que la discreción del INE
sea omisión, sino que la discreción no debe dejar de ser aplicación correcta de
la ley.
Así sucede en todas las
democracias consolidadas y hacia ese punto debe dirigirse la actuación de las
autoridades electorales so riesgo, cómo lo establece la propia ley, que sus
consejeros y magistrados electorales pueden ser llevados al temido juicio
político que de fallar en contra significa el deshonor de terminar una carrera
pública al servicio del país.
Es más, que bueno que existe en
nuestro diseño constitucional esta figura que seguramente estuvo en mente durante
el momento de votar sea para sancionar, como para ratificar, el principio
democrático de “nada ni nadie fuera de la ley” y que sirvió, para mostrar, de
que están hechos nuestros consejeros y magistrados electorales.
Ha sido una escaramuza
preelectoral tensa y es de esperar que aumente conforme avance la preparación
de los procesos electorales, y si sabemos leer las encuestas de intención de
votos, en varios estados y distritos electorales habrá una fuerte competencia
por los votos y cuando eso sucede es la antesala de la conflictiva poselectoral.
Incluso, la atmosfera turbia, que
dejan los casos de Guerrero y Michoacán provocaran seguramente procesos centrífugos
en el ánimo de los electores y en especial, entre aquellos ciudadanos que
suelen racionalizar más sus votos, los que lo deciden de última hora, al lado
de la urna, y se les ubica por su falta de definición o lealtad partidaria, como
“indecisos”, que puede llegar en algunos estados hasta el 20 por ciento y más
de la lista nominal.
O sea, son los que deciden las
elecciones.
Cierto, estamos ante las
elecciones más grandes de la historia del país, las más costosas y esperemos
también las más concurridas porque podrán votar 93.5 millones de mexicanos que
están dentro y fuera del país y estarán en juego más de 21 mil cargos de
elección popular.
Las encuestas de intención de
voto ya perfilan lo que ha sido una constante -aun con el tsunami de 2018- que los
resultados de estos comicios refrenden la pluralidad de la sociedad mexicana con
preferencias que de cumplirse beneficiaran especialmente la representación de
Morena y sus aliados.
Finalmente, la tensión de las
últimas semanas por los casos de Guerrero y Michoacán será para muchos un
referente a la hora de votar, muchos lo harán por la coalición “Juntos haremos
historia” y otros por la coalición de “Vapor México” o, por las otras opciones,
que van en busca de sus propios votos y su cuota de representación.
No hay más, esa es la ruta
trazada sea por la costumbre de participación democrática, como por la
racionalidad del votante promedio que tiende a ser cauteloso a la hora de votar
y no dar todo a un mismo partido o coalición.
Al tiempo.
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