HUMBERTO MACIAS, PIONERO DE LAS CIENCIAS SOCIALES
HUMBERTO MACIAS, PIONERO DE LAS CIENCIAS SOCIALES
Esta semana el virus SARS-Cov-2 se
llevó al sociólogo Humberto Macias Méndez, quien fue fundador de la hoy
Facultad de Ciencias Sociales de la UAS y uno de los artífices de un proyecto
académico inimaginable en Mazatlán en los albores de los ya lejanos años setenta,
pero fue una realidad, gracias a la llegada al puerto de un pequeño núcleo de académicos
en el área de las ciencias sociales.
En ese esfuerzo colectivo hubo
que crearlo todo ya que ni siquiera tenía edificio donde fungir regularmente como
escuela y quizá, fueron los primeros okupas de edificios abandonados, para
construir desde ahí, y en condiciones muy precarias, ese centro educativo que
rápidamente se volvió en una referencia académica en el noroeste del país.
Humberto Macias, en 1973, estaba
estudiando en la FLACSO Chile cuando ocurre el golpe de Estado contra el
gobierno democrático de la Unidad Popular que encabezaba el socialista Salvador
Allende y tuvo que abandonar el país austral para volver a México y a los días se
incorporó como profesor en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.
Ahí conoció a Benito Collantes un
politólogo que estaba en la tarea de conseguir profesores para la escuela en
ciernes quien lo invitó a esta creación en ciencias sociales. Aquello le entusiasmó
y abandonó la UNAM para venir a Mazatlán a construir esa institución en un
páramo para el desarrollo de las ciencias y en un momento, especialmente
complicado para la UAS, porque las diferencias políticas frecuentemente se
resolvían a balazos.
Son los años de la llamada”
enfermedad”, del ultraizquierdismo exacerbado, que cuestionaba el reformismo que
le imponían los grupos de la izquierda comunista y los llamados chemones (grupo
José María Morelos). Ambos tenían un control inestable de la institución Rosalina
bajo la conducción de Arturo Campos Román, el primer rector comunista, con
quien Humberto desarrollo una buena relación y aquel le brindó apoyo nombrándolo
director de la Escuela de Ciencias Sociales, lo que le provocó no pocos problemas
con el sector ultra que operaba en el puerto.
Pero Humberto resistió y empezó a
fortalecer la institución trayendo académicos argentinos, chilenos, bolivianos,
peruanos y ecuatorianos y, por supuesto, mexicanos, dónde algunos se integraron
a la Escuela y otros venían hacer estancias académicas o a dictar conferencias
sobre temas fundamentales del pensamiento crítico latinoamericano.
Recuerdo de esa época la llegada
de los sociólogos el brasileño Ruy Mauro Marini a quién me toco entrevistarlo
para la revista de la Escuela, al boliviano René Zavaleta, al ecuatoriano
Agustín Cueva; al politólogo mexicano Arnaldo Córdova y entre los economistas al
mexicano Jorge Juanes, el español Pepe Denis y más tarde, el mexicano-catalán
José María Vidal Villa, decano de la Universidad de Barcelona.
Esta pléyade de académicos fortaleció
los vínculos con una planta cada día más sólida donde destacaban los
economistas Gustavo Lozano Velázquez (+), Reyes Ayala (+), José Manuel
Villanueva, Sergio Delgado, César López Cuadras (+), Guillermo y Jorge Ibarra, Marcial
Martínez, Lorena Schobert, Arturo Corrales (+) y Pedro Brito; el filósofo
Melvin Cantarell; los sociólogos Segundo Galicia (+), Arturo Santamaría, Enrique
Vega, Roxana Loubet, Carlos Morg, Rafael Peláez, René Jiménez, Aura Puyana y
Ernesto Hernández; los comunicólogos José Luis Beraud (+), Prócoro Hernández,
Nery Córdova y José María Adame. Sin duda, en los años ochenta y noventa, esta institución
de la UAS tuvo su mejor época y hoy, lamentablemente, es una sombra de lo que
fue.
Años, después, Humberto decide cerrar
el ciclo UAS y se va a Michoacán, donde continúo la vida académica en una
escuela modesta de Uruapan. Sin embargo, su paso por tierras sinaloenses, no había
sido en vano pues no solo había sido artífice en la construcción de una escuela
excepcional, sino su vocación política lo llevó a la lucha social donde animó
la constitución de colonias populares como Tierra y Libertad y Rubén Jaramillo,
además, de participar activamente en el movimiento universitario y en la luchas
ciudadanas y obreras de Mazatlán, apoyó, además, los procesos de unificación de
la izquierda socialista en los años ochenta siendo fundador del PSUM, PRD y murió
siendo militante de Morena.
Humberto, era un
latinoamericanista convencido, lo que le llevó por viajar por la región sudamericana
y Europa, donde dictaba conferencias e impartía cursos, era un hombre sencillo de
una amplia cultura sociológica y política, y nunca perdió su bonhomía y gran
generosidad, siempre atento de sus amigos y los acontecimientos que rodeaban la
vida pública nacional.
Escribo en la madrugada y me
asaltan los recuerdos de una noche de julio de 1977, cuando lo conocí en la
Ciudad de México, en esa ocasión iba acompañado de un joven estudiante de
sociología: Gustavo Mora Navia. Había quedado de cenar con su hermano José Luis
y esposa María Elena, con quienes yo tenía una buena amistad y ellos me habían instado
a que fuera a conocer a Humberto, llegue puntual y nunca imagine que esa noche sería
decisiva en mi vida.
Luego de una charla entre
viandas, vino y anécdotas, Humberto me preguntó sobre mi quehacer en el
entonces DF, y le conteste que estaba terminando mis cursos en la carrera de
sociología de la UNAM y trabajaba en el Instituto Nacional de Estudios del
Trabajo -donde había conocido a su hermano- además, impartía un curso en la
Escuela Nacional de Biblioteconomía y Archivonomía y al final de los detalles
profesionales, me preguntó si me interesaba regresar a Sinaloa e integrarme a la
naciente Escuela de Ciencias Sociales y luego de
pensarlo esa noche, acepté dejando todo atrás.
Y aquí sigo, descanse en paz, el
amigo inolvidable y talentoso Humberto Macias, y desde esta tribuna le mandó
mis condolencias a su familia sinaloense-michoacana y también a sus amigos y
correligionarios.
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