EL IDEAL DE UN DESPROPÓSITO
El
pasado jueves Luis Alberto de la Vega Armenta, Secretario de Administración y
Finanzas del Gobierno del Estado, compareció ante los miembros de la Junta de
Coordinación Política del Congreso del Estado, y en ese conclave técnico político,
el funcionario expuso que la iniciativa de Ley de Ingresos para 2021 representa
una reducción de 146.5 millones de pesos y un aumento de los recursos federales
en 612 millones que generalmente vienen etiquetados y no pueden ser aplicados más
que a lo que está destinado.
Ahora
toca a los diputados revisar las partidas estatales para finalmente tener el
presupuesto consolidado de 2021. Aparentemente la perspectiva de recaudación en
el gobierno no es tan mala para 2021, aun cuando, todo indica que 2020 cerrara
con daños considerables en nuestra economía y, por lo tanto, es de esperar una
menor recaudación en el estado y en los municipios.
Y
de cumplirse ese pronóstico sombrío, habrá menos dinero público lo que obligaría
en todas las instancias de gobierno y organismos autónomos a elaborar
presupuestos más realistas, más acorde con las circunstancias de crisis y un
mejor uso del recurso escaso.
Y,
con este breve preámbulo, quiero llamar la atención sobre la propuesta hecha
por el gobernador en materia de presupuesto para la organización electoral, y
es que como se sabe el próximo 6 de junio, tendremos los comicios más grandes de
nuestra historia pues ese día se celebrarán todas las elecciones locales (y también
la de los de siete distritos federales) y eso implica recursos cuantiosos para
el órgano electoral estatal que en el caso de los partidos está claramente
definido en la fórmula de la ley. Vincula el padrón electoral con la Unidad de
Medida y Actualización vigente (UMA) “que es la referencia económica en pesos para determinar la
cuantía del pago de las obligaciones y supuestos previstos en las leyes
federales, de las entidades federativas, así como en las disposiciones
jurídicas que emanen de todas las anteriores”, que para este año la UMA fue de 86.88
pesos diarios y habrá de ajustarse al alza en 2021, lo que exigirá más dinero
público que en 2020.
El 65% de esos casi 87 pesos, o más, se multiplicarán por el número total de empadronados
de conformidad con el artículo 65 de la ley. Calcular con el padrón es un
exceso que debería cambiar porque en él están incluidos frecuentemente los que
han perdido sus derechos políticos, los que murieron y no han sido dados de
baja en el registro civil y menos en el Registro Federal de Electoral o los fallecidos
que solo por Covid-19 rondan los 4 mil sinaloenses y se debería calcular con
base en la lista nominal o mejor con el porcentaje de participación electoral
de la última elección de diputados que obligaría a los partidos a mejorar su rendimiento
en funciones de representación política.
Pero
no es el caso del Instituto, donde como órgano autónomo, hace sus proyecciones
de gasto. Este año se le fue la mano pues pretenden obtener más del doble de lo
que se asignara a los partidos políticos. Y eso ha provocado una tensión entre Quirino
Ordaz, titular del Gobierno del Estado y Karla Peraza, titular del Instituto
Estatal Electoral (IEES), pues en la iniciativa de Ley se contemplan para la
operación del organismo electoral solo 217 millones de pesos, cuando el IEES solicitó
al Ejecutivo estatal 417 millones de pesos, sin contar, la parte de los
partidos políticos que en el cálculo del Instituto les corresponderían 191
millones de pesos lo que suma un gran total de 608 millones lo que costaría las
elecciones a los contribuyentes sinaloenses -dicho de paso, habría que recordar que los partidos
nacionales no solo reciben dinero de los sinaloenses sino también federal para
sufragar los gastos ordinarios y de campañas electorales.
O
sea, la autoridad electoral es muy generosa consigo misma y las leyes electorales
con los partidos políticos, al punto de que se ha señalado en el mundo
académico que la democracia mexicana es una de las más caras del mundo y, si a
eso le agregamos, su reconocido bajo rendimiento, es todavía más cara.
Y
más injusta. Nuestro país, y nuestro estado, vive en una situación de emergencia
por la pandemia y esto ya ha tenido sus efectos negativos en el mundo empresarial
y laboral, está el cierre de cientos quizá miles de pequeñas y medianas empresas,
sin considerar su efecto en la informalidad laboral que es más grave. Codesin ha
considerado que siguen sin recuperarse los empleos que se perdieron en la parte
más álgida de la pandemia, sin olvidar, que miles de los que permanecieron fueron
gracias a la reducción de salarios de los trabajadores y eso está demostrado,
que va a reducir sensiblemente los ingresos públicos.
Entonces,
el “exceso” que ve el gobernador y que al parecen no ven las autoridades
electorales, pues cómo lo dice Karla Peraza con cierta dosis de desenfado: “es
lo óptimo, lo que es ideal” para organizar las elecciones locales. Y es que da
la impresión de que en ningún momento los consejeros electorales -por cierto, muy
bien pagados- hicieron ejercicios para unas elecciones en un contexto de crisis
con el fin de hacer un presupuesto realista. Van por lo “ideal”, que suena a esa
desvergüenza que los abogados sintetizan en la máxima de obviedad: “A declaración
de parte, relevo de pruebas”.
Y
es que no se parte de reconocer la escasez de recursos públicos, sino de lo
deseable en una situación óptima, sino una circunstancia excepcional como la
que estamos viviendo. Cierto la circunstancia obliga a protocolos de seguridad
y eso cuesta inversión de recursos, pero que tanto, ¿si los protocolos están ya
institucionalizados y habituados entre la población? Además, en sentido
inverso, hay muchas cosas que se podrían dejar de hacerse, reducir o hacer de
una manera más económica, por ejemplo, las campañas institucionales de
promoción del voto que resultan una obviedad, la capacitación en línea de los
funcionarios de casilla y recuperando a los ya capacitados, a los que ya saben hacer
las rutinas, además, se han reducido los tiempos y eso significa ahorros en la
contratación de servicios e inmuebles. Incluso, porque no, una reducción de
salarios de los consejeros electorales. O mejor, podrían estar dialogando con
los lideres partidistas para bajar el costo de las elecciones a través de un
gran pacto de austeridad. Pero, no, van por lo ideal.
En
fin, cómo exconsejero, me gustaría ver más proactivo a los nuevos a los que poco
se conoce su dinamismo, su compromiso con la democracia. Y es así, porque es
más cómodo hacerlo como lo están haciendo, y si la autoridad electoral, no se
aprieta el cinturón para bajar costos los partidos políticos tampoco lo van a hacer,
aunque Oscar Sánchez Félix, consejero del IEES, exprese socarronamente: “ya
depende de los partidos políticos si ellos deciden por su cuenta (renunciar) a algunas
prerrogativas”. Solo le faltó agregar, Nosotros no.
Ya
veremos que resuelve el Congreso del Estado, que está obligado a votar un
presupuesto acorde con las necesidades económicas y sociales dramáticas que
viven muchas familias y en ese sentido el gobernador dio la pauta.
PD.
Celebro la incorporación de Vicente López Portillo al gobierno del Estado, cómo
nuevo coordinador de asesores del Gobierno del Estado, colega, capaz,
trabajador, honesto. ¡Felicidades, amigo!
Comentarios
Publicar un comentario