FUNDACIÓN Y EPIDEMIAS DE MAZATLÁN
El pasado 14 de mayo se cumplieron
489 años de la fundación de Mazatlán de acuerdo con el decreto aprobado por el
Cabildo en 1982, el 24 de agosto se cumplirán 137 años de cuando en este puerto
inicia la epidemia de la llamada peste amarilla y el 13 octubre próximo se estarán
cumpliendo 118 años de cuando estalló la epidemia de Peste Bubónica.
Tres fechas que marcan la
historia del puerto. Muy a pesar de lo discutible que ha sido la fecha oficial de
su fundación, pues cómo bien lo dice Fernando Meraz, Miguel Valadez quien fue
cronista del puerto hasta su muerte presentó la propuesta a Cabildo con base a
la Miscelánea del Padre Tello, sin embargo, “no tomó en cuenta que
aquella primera invasión de 1531 no duró más de una década, cuando la población
fundada por Nuño Beltrán de Guzmán en el sur de Sinaloa, Chametla, fue
destruida por los indígenas. ¿Cómo, entonces, se habrían quedado o siquiera
hubieran pensado colonizar la pantanosa bahía de Mazatlán?”.
Imposible, no obstante, es
una fecha que por alguna razón los gobiernos de todo el espectro político no
han mostrado interés alguno en convocar a los historiadores y al cronista para
que con la vasta información con que se cuenta precisen una fecha de fundación a
la altura del puerto cosmopolita que hoy tenemos y qué, así como sucede en
otros del mundo, la fecha de fundación sea motivo de celebración, festejo e
identidad.
Adrián García Cortés, quizá
quien realizó la mayor investigación documental sobre la fundación del puerto y
que publicada por la editorial Siglo XXI, puso énfasis en el real decreto donde
por primera vez se pone a un gobernador oficial para el Presidio, con el puerto
incluido, lo que significaba que Mazatlán entraba a ser parte de la
administración colonial y este, sin duda, es un argumento mucho más consistente
y está a tono con el criterio de fundación de otras ciudades del mundo donde el
establecimiento del poder político es factor determinante y significante del
origen de un pueblo.
El siglo XIX llega y con él
la revolución de independencia y luego de las escaramuzas en 1832 se crea el
estado libre y soberano de Sinaloa y con ello inicia el proceso de
modernización del puerto con una cierta sofisticación por los nuevos residentes
del puerto que llegaron especialmente del mundo anglosajón y con ellos llegaron
la música, los oficios, la cerveza, los negocios la gastronomía y el mestizaje,
pero también la ambición por extraer hasta el último gramo de lo que no había podido
extraer el colonialismo español.
Pero, también, más tarde, con
el tráfico marino vendrían algunas calamidades. En el verano de 1883 llegó el barco
Curazao desde San Francisco y algunos de los marineros que descendieron venían
contagiado de fiebre amarilla y esta se esparció rápidamente entre la pequeña
población del puerto. Para la mala suerte en esos días llegó desde La Paz la compañía
de opera que encabezaba la soprano Ángela Peralta que fue recibida con gran
despliegue de alegría como lo muestra el pintor Antonio López Saénz, en una de
sus obras más emblemáticas y esta se contagió de manera que no pudo asistir al
teatro y falleció el 24 de agosto en una habitación del entonces Teatro Rubio, así
como varios miembros de su elenco y cientos de mazatlecos.
Y una anécdota curiosa del
Cabildo de aquellos años, fue un acuerdo que hacía obligatorio el uso de ropa
interior a las mujeres por los riesgos de contraer el virus al andar sin esta
prenda saltando las charcas de aguas negras que eran frecuentes en aquellos años
-y dicho de paso, Amado Nervo cronista de sociales de El Correo de la Tarde años
después menciona esas charcas que eran un verdadero desafío para hombres y
mujeres de la elite que cada fin de semana se reunían en el Círculo Juárez
ubicado hoy frente a la hoy conocida como Plazuela Machado.
Finalmente, tenemos la
epidemia de Peste Bubónica que también llegó por el mar y según los historiadores
costó la vida a 3000 mazatlecos, incluso, nos dice la crónica que las casas de barrios
enteros fueron quemadas como una manera desesperada de atacar el virus y
ponerse a salvo ante tamaño mal que mermó una quinta parte de la población.
Estas fechas adquieren un
significado singular en este año de la pandemia. Sea porque la fundación de
Mazatlán siempre será un asunto necesario para la vida del puerto y, por lo tanto,
ignorarlo es ir contra el sentido común, contra el sentido de pertenencia a
unas de las raíces sociales más diversas del Pacifico mexicano y en ese
transitar por los caminos de la modernización llegaron las epidemias que
asolaron al puerto y hoy con la del Covid-19 en curso nos permite aquilatar el
presente, con perspectiva de futuro.
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