POR UNA DEMOCRACIA SIN ACORDEONES
POR UNA DEMOCRACIA SIN ACORDEONES
Ernesto Hernández
Norzagaray
Los acordeones entendidos como
remedio momentáneo a la ignorancia y la hueva estarán siempre asociado a la
trampa, la simulación, el engaño y, lamentablemente, a la obtención de ventaja
sobre los otros.
Es el instrumento preferido del “vivillo”
de la clase que por medios espurios sabe desde antes de un examen cuáles son las
respuestas correctas y sin ningún escrúpulo las hace suyas y gana el diez ante
el asombro y molestia de sus compañeros.
Y así, este “vivillo”, va por la
vida haciendo trampas, abreviando, y lo que para otros es tiempo y esfuerzo para
él es una forma de vida y cuando este “vivillo” se promueve desde el poder lo único
que produce son seres mediocres. Gente incapaz de tomar sus propias decisiones
y correr riesgos. Gente que va por el camino de lo “facilito” y asume que, en México,
“el que no transa, no avanza”.
Esto de los acordeones obradoristas
para votar jueces, magistrados y ministros son una transa mayúscula, un delito,
cuanto da mayor visibilidad a los de casa. Es obscena desde el punto de vista
democrático porque acaba de un acordeonazo con el libre albedrio a la hora de
votar. ¿Cómo no? Si los “vivillos” montaron la escena con todo tipo de
triquiñuelas políticas y jurídicas para mañana, el 1 de junio, animar,
movilizar, para que gente salga a votar por los que están en el acordeón.
Dirán los ingenuos, bienintencionados,
los que están colgados todavía en la idea de la participación democrática y que
gritan: “No todos son de Morena, hay buenos perfiles, muchos de ellos traen
carrera judicial y seguirán aplicando la ley y repartiendo justicia…”
Me pregunto en mi foro interno. Los
legisladores de la 4T ¿hicieron todo lo que hasta ahora han hecho para dejar un
resquicio donde se les eche a perder la farsa? Solo los más ingenuos e
interesados, lo pueden creer, sin rubor alguno. Solo que el país, no está para
ingenuos.
Estamos en la ruta de un cambio
del régimen pluralista por el de partido hegemónico, aquel que duró 50 años, sí,
más de dos terceras partes del siglo XX -y ya lo dijo el senador Fernández Noroña:
“venimos por 40 años”.
Y que la mayoría de los mexicanos
deploramos aquello hasta forzar con movilizaciones producir acuerdos políticos y
lograr la alternancia en el poder gracias al juego democrático. Así que no hay que
guardar esperanza de que la elección del próximo domingo produzca algo positivo
es simplemente no entender lo que está en juego.
Es parte del engranaje que inicio
con esa alianza que se tejió con los carteles para ganar estados y la mayoría absoluta
en el Congreso de la Unión que luego por medios espurios se convirtió en
mayoría calificada. Son las reformas constitucionales que acabaron o capturaron
los organismos autónomos que habían sido los antídotos a los excesos del poder.
Crearon, además, la figura de supremacía
constitucional para que nada, ni nadie, pueda combatirla aun cuando estén en
juego los derechos humanos. Es decir, ni siquiera los acuerdos internacionales
podrán estar por encima de este nuevo ordenamiento que sienta las bases de un
nuevo PRI.
Vamos, entendámoslo, es la culminación de todo
un proceso para destruir y reinventar al país y la elección del Poder Judicial,
es el último eslabón de esa captura. No dudo que en la “oferta” haya buenos
perfiles y estos llamen a que les brindemos el beneficio de la duda porque se
ajustaran a la ley. ¿Y las leyes? Sí, las leyes, las que el juzgador aplicará y
emitirá sentencias.
O sea, no hay que esperar que los
jueces, magistrados y ministros hagan lo que no esta en la ley y menos, cuando tendrá
un tribunal, que estará vigilando sus sentencias. Tendrán su singular big
brother, distópico, que, en todo momento, observara su trabajo para que
ninguno se salga del guion.
George Orwell, si viviera se
sentiría asombrado de como los de la 4T sido capaces de superarlo y montar su
modelo sobre las instituciones de la democracia. Y a muchos todavía no les cae
el veinte. Están en la discusión sobre votar o no votar este domingo cuando estamos
de regreso a lo que habíamos superado a través de la política. Donde unos dan razones
juiciosas mientras, otros, en su desespero, mientan madres en las redes
sociales.
Ambos, sorprendentemente, son
funcionales al nuevo régimen. Ahí tienen a la presidenta Sheinbaum invitando a
salir a votar y diciendo sin mucha convicción desde el púlpito mañanero: “todos
son libres de decir lo que piensan, estamos en una democracia”.
Si una democracia capturada. Ya
se hizo el trabajo. Y así salga a votar todos los que tenemos credencial para
votar o ese 15-20% de la lista nominal que pronóstico un diputado morenista solo
cambiaría la estadística pues será suficiente un voto para que sea legal, no legítimo,
porque la legitimidad es ante todo percepción. Y si hoy nos detenemos a ver los titulares de la
prensa crítica, la opinocracia y las redes sociales no sale bien parados los operadores
de la elección de este domingo. Claro, dirán, parafraseando a Lope de Vega, ¿quién
mato a la democracia? fue la derecha, los conservadores…
Habrá, para eso, un gran
operativo de movilización del electorado morenista en todos los rincones del
país, sin embargo, ni siquiera los más optimistas augura lograr la mitad de lo
que obtuvo Claudia Sheinbaum.
Los cálculos de referencia más
certeros son los que resultan de las consultas sobre juzgar a los expresidentes
y la revocación de mandato. Que oscilo, recordemos, entre 8 y 18 millones de participantes.
Pero, insisto, ¿eso preocupa en
Palacio Nacional o en Morena?
Quizá, les preocupe que el tema
sea llevado a las negociaciones del T-MEC porque este entramado no ofrece
garantías a los ahorradores e inversionistas en nuestra economía. Y con una
economía sin crecimiento, al borde de la recesión, como lo pronostica ya hasta
el Banco de México es una bomba de tiempo que se agregaría a los temas de incertidumbre
colectiva.
En definitiva, los acordeones, que
ya está el INE señaló que era un delito y Morena está produciendo y distribuyendo
masivamente es la corona de la captura de esta institución que dio batallas por
una democracia sin acordeones.
En un mes, ya no será tema, salvo…
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