¿VASO MEDIO LLENO O MEDIO VACIO?
¿VASO MEDIO LLENO O MEDIO VACIO?
Ernesto Hernández
Norzagaray
Hay quienes han visto la lista definitiva
de aranceles de Trump y al no ver a México ven un vaso medio lleno cuando técnicamente
es uno medio vacío porque le antecede los aranceles que ya han sido aplicados a
nuestra economía.
O, acaso, ¿no se aplicó el
arancel del 25% al acero y el aluminio, a los productos que se venden en el
mercado estadounidense y que no están bajo el techo protector del T-MEC y que
se calcula superan el 50% de nuestras exportaciones o el 25% del ramo
automotriz que representan aproximadamente el 20% de nuestras exportaciones al
mercado estadounidense?
Se que son tiempos para ser
empáticos con la narrativa oficial porque es lo políticamente correcto dejando
de considerar cuanto costara a sectores completos de nuestra economía y con
ello, los ingresos de las familias, por el subsecuente efecto dómino en el
consumo de alimentos, bienes y servicios.
Entonces, pregunto, que tanto nos
sirve ver el vaso medio lleno cuando esto puede llamar a mantener la dinámica
cómo si no estuviera pasando nada o, esto, fuera algo pasajero, que muy pronto,
habrá de corregirse para bien de todos.
Pero, no es así y, es que, lo que
está pasando es un cambio en el paradigma económico mundial del tamaño de lo
que provocó el acuerdo de Bretton Woods en 1972 cuando se sustituyó el patrón
oro, por el patrón dólar.
Aquel ánimo imperial vuelve bajo
el eslogan de “primero los estadounidenses” lo que está moviendo todo el
tablero de la economía mundial como lo muestran con toda nitidez la caída de
las bolsas de valores de las principales economías del mundo.
Y es que los objetivos de esa
política económica buscan el “equilibrio” en la balanza comercial deficitaria
para Estados Unidos y Trump pretende volver a tener una economía que al menos
discursivamente beneficie a sus ciudadanos.
Es la lógica pura y dura de Trump
y esto tiene un costo proporcional para todos los países que comercian con Estados
Unidos y eso llevara a la cautela o quiebra de miles de empresas que no podrán
ser competitivas en el mercado internacional y provocara que la economía se
vuelva más oligopólica dejando a su paso un incremento en las ya crecientes
bolsas de pobreza.
Y especialmente para sus
principales socios comerciales que son México y Canadá, pero, más para México, pues
tiene una mayor dependencia al mercado norteamericano cuando alcanza el 81.6
por ciento de nuestras exportaciones.
Este porcentaje inmenso hay que
decirlo no lo tiene ninguna economía del tamaño o mayor que la de México, lo
que tumba el mito oficial de que con los aranceles “como país no nos fue tan
mal” o que “a otros países les fue peor” y es que, no es lo mismo, países que
tienen exportaciones hacia la Unión Americana de un dígito de su economía a las
que están integradas casi en su totalidad.
Claro, la comunicación política,
anticrisis, buscará siempre presentar lo dramático como no tan malo o dirá lo
que nuestros oídos quieren escuchar y es lo que está haciendo la presidenta
Sheinbaum secundada por otros actores sociales y políticos.
Busca generar una realidad
alterna que embona con el llamado Plan México que es un catálogo de acciones
que seguramente estaban previstas en el Plan Nacional de Desarrollo y que se
iban a realizar independientemente de los aranceles estadounidenses.
Lo preocupante, es que, en este
plan, que reclama una gran cantidad de recursos enfrenta el riesgo de una caída
severa en el crecimiento económico -Banco de México, dixit- y una contracción
de la recaudación fiscal por estrategias empresariales conservadoras.
Aun cuando la presidenta
Sheinbaum nos dice, una y otra vez, que se ha actuado con cabeza fría frente a
los EE. UU. lo cierto es que ha sido extraordinariamente condescendiente con
los pedidos estadounidenses y ya veremos, lo que está dispuesta aceptar de la
“lista” que dejó la secretaria de seguridad nacional y que, al parecer, según
trascendidos, sería llevar a narcopolíticos ante la justicia estadounidense por
ser, a su juicio, parte indispensable del andamiaje narcoterrorista.
Muy diferente ha sido la
estrategia que han sostenido liberales y conservadores canadienses que han
optado por una estrategia de responder golpe con golpe lo que sorprendentemente
se ha transformado en un aval democrático y revertido las tendencias
electorales que eran desfavorables a los liberales y ahora podrían continuar
siendo gobierno en un nuevo mandato.
Y es que los resultados para
ambas naciones técnicamente han sido los mismos en materia de aranceles. Ahora esperemos
las estrategias para enfrentar los efectos de los aranceles en los distintos
sectores económicos y el gasto de las familias.
Ya Canadá decidió combatir a
Trump a través de aranceles recíprocos y para ello, algo que no se ha visto en
México, los empresarios y ciudadanos canadienses apoyan con medidas
proteccionistas a su gobierno.
Y así un gobierno que a
principios del año traía un 20 por ciento de aprobación ahora, en la víspera de
las elecciones para elegir primer ministro, el Partido Liberal trae una intención
de voto cercano a un 40 por ciento.
En tanto, Sheinbaum, con un nivel
de aprobación superior al 80 por ciento no logra movilizar a los empresarios
que siguen viendo los toros desde la barrera.
Aquellos, los canadienses, han decidido
no vender los productos estadounidenses y los consumidores optan por comprar
productos y mercancías propios y de países amigos, entre ellos, los de México, lo
que significa cohesión política y movilización social.
En definitiva, el gobierno
mexicano no parece tener una estrategia a la altura de los problemas económicos
que muy pronto se sentirán con una caída en el nivel de actividad, el empleo,
las contribuciones y la captación fiscal.
Y, subsecuentemente, al no tener
el gobierno suficiente dinero podrían estar en riesgo los servicios que presta
por ley el Estado mexicano, entre ellos, sostener el gasto público en inversiones,
pensiones y programas sociales.
Al tiempo.
Comentarios
Publicar un comentario