La sociedad del silencio
LA SOCIEDAD DEL SILENCIO
Ernesto Hernández
Norzagaray
En 2009, hice una estancia de
investigación en el Instituto de Iberoamérica de la Universidad de Salamanca, dirigido
en ese entonces por el Dr. Manuel Alcántara, uno de los politólogos españoles más
reconocidos en los estudios de parlamentos, elites políticas, partidos y
sistemas de partidos latinoamericanos y me interesa comentar, una actitud que viví en esa comunidad ante
un suceso violento.
Una mañana otoñal la organización
separatista vasca ETA había atentado con explosivos contra las fuerzas de
seguridad del Estado español provocando muertos y heridos en el sur del país.
La noticia trágica se esparció rápidamente
en los medios de comunicación y lo que en muchos será una rutina para los
españoles no pues, ETA, había empezado su actividad en la década de los sesenta
con un saldo de varias centenas de muertes de políticos, militares y ciudadanos
que sorprendía a un mexicano medianamente enterado de este clivaje violento.
Y es que en México se libraba una
guerra contra el narco y, me sacudió gratamente ver que cuando se conoció la
noticia del atentado etarra, todos los que estábamos en los recintos de la
Universidad sus funcionarios, académicos, bedeles, administrativos y
estudiantes salieron al acceso principal del instituto caminamos a la entrada universitaria
y estuvimos unos minutos en silencio como señal de protesta ante el nuevo
agravio que sufría la sociedad española.
Luego me entere, que esto ocurría,
simultáneamente, en todas las instituciones públicas contra la violencia de la organización
separatista.
Y, más, cuando los hechos
involucraban la vida de españoles, familias rotas, hijos huérfanos, esposas
viudas, madres, y al recordar, este pasaje, de mi paso por Salamanca, y vivir en
Sinaloa, donde, con mucho es más, de lo que sucedía en aquellos años en el país
hermano, resulta, sorprendente la diana de miedo, indiferencia, negación
-afortunadamente, sacudida, hoy, con las grandes marchas de Culiacán y actos de
protesta ante el Congreso del Estado- entre millones de sinaloenses y,
frustrante, ver como políticos minimizan lo ocurrido.
Un ejemplo de ello fue lo
ocurrido el sábado pasado en la presentación exitosa que hicieron Alejandro
Páez y Álvaro Delgado en Mazatlán de su libro sobre la derecha mexicana ante un
público principalmente morenista y donde nadie en la sesión de preguntas y
respuestas les planteo los temas de lo que ocurre en Sinaloa desde hace casi
siete meses cuando se secuestró a Ismael El Mayo Zambada y asesinó a Héctor
Melesio Cuén Ojeda.
Algo pasa cuando una sociedad que
vive en medio de la violencia no sale de la parálisis que le provoca saber que
está en riesgo y que en cualquier momento, puede alcanzar a cada una de sus
familias, hay, acaso, ¿la idea de que mientras más alejados este cada uno del
fuego, menor será el riesgo, y lo mejor es estar en el ámbito de lo privado y
someterse a su dictadura viendo un partido de futbol o de beisbol, una
película, nada que le de visibilidad y lo ponga en riesgo como una persona en
medio de la noche por las calles de Culiacán.
Y quizá, una explicación fácil de
esa actitud protectora radica en que a diferencia de aquella España sacudida
por explosivos es que los atentados estaban dirigidos a los agentes del Estado
y sólo, colateralmente, a los ciudadanos que estuvieron en el momento y el
lugar equivocado.
En cambio, en nuestro país,
lamentablemente la situación es peor, los cárteles, frecuentemente, no
distinguen y los ataques resultan indiscriminados con saldos fatales incluyendo
cada más a menores, incluso, cientos de desapariciones forzadas que dan cuenta,
del papel central, para mal, de cómo estamos en peligro.
Al final, quizá, lo que buscan las
bandas criminales con esta estrategia es inhibir la acción del sistema de
seguridad y mantener a través del miedo el control sobre la sociedad y las
imágenes están a la vista con el rechazo de cualquiera manifestación pública.
Hace unos días apareció una
convocatoria por la paz y contra la violencia en Mazatlán -haciendo eco de la
que había hecho exitosamente organizaciones civiles de Culiacán- y, fue
frustrante, ver que solo acudió una columna de un centenar de personas, la
mayoría de ellas, con un familiar desaparecido.
Y la nota, era que habiendo
recorrido a pie el malecón -algo más de 5 kilómetros- hasta llegar a los
accesos del Palacio Municipal no solo llamaba la atención la languidez de la
protesta, sino, que la sede de este poder, se encontraba cerrada con las luces
apagadas y sólo el secretario de gobierno, acompañado de un puñado de policías,
vigilaban los movimientos de los manifestantes.
¿Por qué en España había una
protesta simultánea en las instituciones públicas contra la violencia de ETA y esto,
no ocurre en Sinaloa, donde si nos vamos a los números en los casi siete meses
de violencia supera los de cuarenta años de actividad armada de ETA? ¿Por qué
no se manifiestan solidariamente las autoridades y funcionarios de los
gobiernos municipales con los gobernados incluso cuando atacan a sus integrantes?
¿Por qué no se manifiestan simultáneamente las universidades públicas o los
organismos empresariales o los sindicatos o las ONG, dando una muestra de
cohesión ante un enemigo común? …
No tengo la respuesta, pero, hay una
hipótesis que vale la pena explorar y que recientemente expresó Ismael El Mayo
Zambada en una entrevista que brindó a la revista Proceso realizada antes de su
secuestro y traslado a una prisión estadounidense.
El capo sinaloense dijo al
reportero Jorge Carrasco que la escalada de violencia se explica por la
inacción de las autoridades que simulan perseguir a las organizaciones
criminales cuando en realidad son parte de ellas y eso, coincide, con lo dicho
por la administración Trump de que existe una alianza de gobernantes con los cárteles.
Y, bien lo decía un político ibérico
que para empezar a resolver un problema de este calibre todos debemos reconocer
que existe inequívocamente eso, es lo que explica, las estampas ciudadanas de
Salamanca y de la que deberíamos aprender en lugar de refugiarnos en lo privado.
https://www.sinembargo.mx/4619699/la-evolucion-al-narcoterror/
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