LA VISITA DE CLAUDIA A PALACIO
LA VISITA DE CLAUDIA A PALACIO
Ernesto Hernández Norzagaray
El martes pasado al filo del mediodía
llegó un auto Aveo gris al estacionamiento de Palacio Nacional que llevaba dentro
a Claudia Sheinbaum, la Coordinadora Nacional para la Defensa de la Cuarta Transformación
y, virtual aspirante presidencial, de la coalición electoral “Juntos hacemos Historia”.
Al ser sorprendida saludó sonriente
a transeúntes y periodistas que estaban sobre la calle Correo Mayor y se dispuso
a entrar a Palacio para conversar con el presidente López Obrador. Una visita que,
aunque sorprendente para algunos, no sería rara entre compañeros de partido si
no fuera porque se iban a encontrar en un periodo de precampañas, campañas: Uno,
es presidente de la República y la otra, quien será candidata presidencial del
oficialismo.
Esto significa de acuerdo con
nuestras tradiciones políticas que el encuentro es políticamente incorrecto, más
no ilegal. Entonces, más allá del gusto de encontrarse dos camaradas y
conversar sobre familias y achaques, como dijo el presidente López Obrador, lo
fuerte de la conversación seguramente fue sobre los temas de la coyuntura política
y, mejor, los que podrían estar inquietando a la visitante porque están como la
mosca que zumba en un oído.
Un asunto que está en la esfera mediática
y política que podríamos reducirlo a una pregunta escueta: ¿qué hacer con
Marcelo Ebrard?
Quien, recordemos, está de regreso
en Morena exigiendo el derecho a tener una corriente y su cuota de poder para
él y los suyos, por haber sido el segundo lugar en las “encuestas” que
definieron quien ocuparía la coordinación nacional de la 4T y sería el
candidato presidencial de la coalición.
No es necesario pensar mucho para
concluir que Claudia no quiere a Ebrard en su campaña y, mucho menos, como líder
de una corriente política en el “movimiento” que, está claro, estaría haciendo ruido
permanentemente y buscando atraer los reflectores para su liderazgo.
Claudia por razones obvias quiere
tener todo el partido, toda la coalición, lo que es políticamente correcto en
una candidatura presidencial pues las corrientes terminan por ser un estorbo
antes que una ayuda.
Sin embargo, hay jerarquías, está
obligada a convencer a López Obrador, quien hasta hace poco se refería a Ebrard
como su “hermano” porque entre otras cosas le debe el favor de una candidatura
presidencial luego de su sacrificio en 2012 y, mejor, una vez convenciendo al
presidente que acepte una propuesta sustituta para el Senado.
Y es que los acuerdos que firmaron
los aspirantes en el restaurante El Mayor del Centro Histórico contemplan
posiciones para aquellos que habiendo participado no hayan ganado la elección interna.
Una de ellas es el liderazgo del
Senado de la República que en caso de alcanzar la mayoría le toca al segundo más
votado y este, fue Marcelo Ebrard, quien ha estado en una postura beligerante
desde que se dio a conocer el resultado.
Congruente con esa postura no
asistió al acto público donde se dio a conocer oficialmente que Claudia
Sheinbaum sería en lo sucesivo la Coordinadora Nacional para la defensa de la
4T y luego de eso, este estuvo enviando mensajes cruzados con un fuerte olor a chantaje
político y eso terminó convirtiéndose en un bumerán que ha estallado en su
rostro.
El problema de Marcelo es que ya no tiene nada
para el chantaje y es que finalmente, no fue el candidato presidencial de MC. ¿Acaso
lo de Samuel García fue una jugada maestra del presidente a cuatro bandas? No
lo sé, pero allí están sus efectos tangibles.
Uno, en lógica pura la
circunstancia pondría candidato presidencial a MC que terminó postulando como (pre)
candidato al gobernador nuevoleonés Samuel García; dos, deja huérfano a Marcelo
quien se quedo sin el pan y sin la torta; tres, con el voto dividido le restara
a Xóchilt Gálvez votantes opositores especialmente entre los jóvenes de la clase
media y cuatro, en un escenario de fragmentación electoral a tres
presidenciables favorecería a una Claudia que está hiper demostrado su ausencia
de carisma.
Y, por eso seguramente Claudia va
a Palacio Nacional, a escuchar al presidente López Obrador, saber de primera
mano que decisión va a tomar con respecto a Marcelo. ¿Seguirá manteniendo su
apoyo cuando ha zigzagueado y vale poco hasta podría ser ya un político marginal
y hazmerreir de sus detractores? o de plano, ¿lo va a dejar (o ya dejó) en la
intemperie política?
Pronto sabremos la respuesta. Por
lo pronto el avance que Claudia dio fue presentar a su equipo de campaña donde están
los otros excandidatos a la coordinación nacional de la 4T, excepto Marcelo que
aceptó, pero con uno de sus más cercanos colaboradores lo que fue rechazado lo
que indica que no termina la “cicatrización”.
¿Esto se debe interpretar como
una decisión consensuada con el presidente de manera que lo van a ir dejando por
la deslealtad quien, para muchos, fue el que definió realmente el resultado de
la contienda interna?
Será, que ahora sí, Claudia empieza
a tener el bastón de mando de la 4T que por cierto está abollado por algunas
decisiones que se han tomado en Palacio Nacional y que afectan la imagen de
independencia que necesita tener Claudia frente al presidente y, que es, un
flanco débil, que Xóchilt Gálvez aprovecha siempre que tiene oportunidad cómo
sucedió recientemente por la ausencia de la morenista en esta edición de la FIL
de Guadalajara.
No creo que el presidente López
Obrador suelte el control de la sucesión y eso, es parte de las reglas no
escritas que Claudia Sheinbaum está acatando a pie juntillas. Sabe que eso brinda
frutos y que cualquier indisciplina podría causarle un tropiezo y, por supuesto,
no quiere sufrirlo, por lo que sacrifica su imagen en aras de permanecer en
sintonía con su mentor político.
Sin embargo, hay un dato que
aparece cuando va cayendo la noche del miércoles y tiene que ver con que Omar
García Harfuch, el frustrado candidato morenista a la Ciudad de México, será el
precandidato único para el Senado de la capital del país y esa noticia, aparece
también, después de la visita a Palacio Nacional.
García Harfuch, ¿coordinador de
la bancada morenista en el Senado de la República? Si es así, Ebrard tendrá que
volver a Paris.
Al tiempo.
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