EL CARTEL INMOBILIARIO DE MAZATLÁN
EL CARTEL INMOBILIARIO DE MAZATLÁN
Ernesto Hernández
Norzagaray
José
Carlos González Alarcón, exdirector de Vivienda y Tenencia de la Tierra del gobierno municipal de Mazatlán, en una entrevista que
concedió a principios de marzo a Los Noticiaristas a través de la periodista Cecilia
Barrón y después de que diciembre pasado, afirma, que había presentado cuatro
denuncias, tres de ellas ante la Fiscalía local y una más en la federal, contra
lo que denomina cártel inmobiliario y esa acción le costó el puesto de esta
área tan sensible socialmente.
Y es que estimado lector esta dirección en cualquier municipio tiene
como principal tarea la administración de la ley en materia de vivienda y
tenencia de la propiedad, es decir, está vinculado directamente con el desarrollo
ordenado de la ciudad de manera que haya un equilibrio entre su crecimiento y
la dotación de servicios públicos.
Esto en una ciudad que está viviendo el más extraordinario boom inmobiliario
de su historia tiene una enorme significación lo que obliga a que los
responsables institucionales sean no sólo conocedores de la ciudad sino
técnicamente capaces y honestos, porque están al día los cañonazos para desviar
la ley en beneficio de particulares y, peor, como veremos de quienes con poder
logran obtener beneficios.
Por eso la entrevista de marras es importante pues revela la existencia
de un cártel que ha operado en el ayuntamiento seguramente desde antes de las administraciones
morenistas y se conserva gracias a un sistema de complicidades entre
funcionarios, lideres de colonias y empresarios.
El modus operandi de este cártel atípico, aunque normalizado, se
manifiesta según González Alarcón por dos vías de corrupción: Uno, por medio de
la regularización de predios urbanos a precaristas y, otro, mediante autorizaciones
ilegales a cambio de aportaciones en especie al gobierno municipal y,
seguramente, a funcionarios corruptos.
González Alarcón describe de la siguiente manera la regularización de
predios en posesión de precaristas o, simplemente, ciudadanos que no cuentan
con papeles que acrediten la propiedad que han ocupado por décadas como sucede
en el Fraccionamiento Buganvilias al norte de la ciudad:
“Establecen
relación con algunos líderes de colonia, dice, para meter agua primero, grupal,
cobrarles cuotas, ahí va y algunos terrenos para ellos con prestanombres (sic).
El cártel está fuerte, está bajo denuncia y se lo dijeron al gobernador dos
veces... Tonatiuh [Guerra], agrega González Alarcón, nos dijo que nos fuéramos
a invadir Urías, que Buganvilias no y lo están hablando en Cabildo abierto y
nadie dice de los regidores nada (sic). Van a invadir y les dice el gobernador,
si invades, te echo a la policía, pero realmente, ¿Quién está gestionando que
invadas?, se pregunta, y, ¿A qué se debe?, porque después viene el negocio”.
Aseguró,
el ex titular de vivienda y tenencia de la tierra, estos temas “llegaron a él
de parte de la propia ciudadanía que encontraban cuestiones sospechosas en el
trámite de su apoyo y que en el caso de precaristas hasta eran aconsejados de
en qué lugares invadir, en donde el Gobierno Municipal se comprometía a
dotarles de servicio, pese a ser predios irregulares con propietarios de
antigüedad, haciendo alianzas con líderes de asentamientos, donde también los
servidores públicos obtenían lotes que acreditaban con supuestos
‘prestanombres’”.
En
cuanto a la segunda vía, la de las autorizaciones ilegales que están haciendo
de Mazatlán una suerte de Frankenstein por la cantidad de áreas verdes construidas,
las banquetas que son apropiadas por negocios de particulares y los permisos
para construir más y más alto sin que haya soporte en servicios públicos o, peor,
que estos servicios, se los quiten a otras zonas de la ciudad cuando si no es
que estallan con las inundaciones o el desborde de aguas negras por el exceso
de demanda como sucede, frecuentemente, en la llamada Zona Dorada.
Este
tipo de anomalías según el entrevistado se negocian a cambio de que los
particulares entreguen insumos para la misma ciudad, pero, seguramente, con un
costo por debajo de lo que significarían las multas o en su caso, la
destrucción de aquellas construcciones, que rebasan sus límites e invaden el
espacio público.
Hace poco
se conoció que una buena cantidad de grandes y medianos empresarios porteños entregaron
“generosamente” cientos de lámparas Led para ser instaladas en colonias populares
y muchos nos preguntamos: ¿a cambio de que esa generosidad empresarial? Pronto
lo sabríamos. Nuestro colega Alejandro
Sicairos, erróneamente, salió a hablar de la buena gestión de Edgar González
con los empresarios y ahora, más recientemente, ha escrito que en Mazatlán no
hay un cártel inmobiliario sino una mala reglamentación urbanística. O sea, darle
la vuelta al tema de fondo.
En
definitiva, las denuncias de González Alarcón están esperando ser resueltas y
será, entonces, siendo optimistas, que sabremos la dimensión de este nuevo
cártel en tiempos de la 4T por lo pronto las inundaciones, el desborde de aguas
negras y los reclamos de colonos abusados, nos dan la nota de los daños que se están
ocasionando y que deberían alertar a los gobiernos, pero sobre todo, a los compradores
que podrían estarse comprando un problema.
Comentarios
Publicar un comentario