EL DINERO DE GARCÍA LUNA ¿TERMINARÁ COMO EL DE “EL CHAPO” GUZMÁN?
EL DINERO DE GARCÍA LUNA ¿TERMINARÁ IGUAL AL DE “EL CHAPO” GUZMÁN?
Hay un dicho popular que dice que
el amor, la tos, el humo y el dinero no se pueden esconder por mucho tiempo.
Especialmente el dinero y más,
cuando es mucho y es mal habido y pertenece a un alto funcionario, que técnicamente
debería vivir en la medianía juarista por tener un salario de gobierno que da
para una vida resuelta, pero, no para inversiones mayúsculas, menos para una
vida de super lujo.
La puesta en escena que se
celebra contra Genaro García Luna, ex secretario de Seguridad Pública en la Corte
del Distrito Este de Nueva York, nos ha permitido ver retratos de capos
envejecidos que han dejado el traje gris o naranja carcelario para vestir
trajes oscuros y corbatas sobrias y, escuchar relatos, con mayor o menor fuerza
argumental, de haber entregado en directo millones de dólares al entonces
funcionario público que, a decir por ellos, nunca fue solo a la recepción de
ese dinero que provenía de distintas fuentes del crimen organizado incluso, que
en una ocasión, fue “levantado“ y, llevado ante Arturo Beltrán Leyva, para
poner los puntos sobre las íes.
Los primeros capos hablaron de
que entregaron entre 10 y 15 millones dólares y todavía faltan decenas de
comparecientes, además, el gobierno mexicano acusa de la desaparición de otros
27 millones de pesos.
Y ya encarrerado el residente de
Palacio Nacional, afirma con contundencia, que son 700 millones de pesos por un
enriquecimiento inexplicable que su gobierno exigirá que lo regrese a las
finanzas públicas de México.
O sea, estamos hablando de
centenas, quizá miles, de millones de pesos que habría entrado al bolsillo del
exsecretario y sus compañeros.
Pero ¿dónde está el dinero?
Se sabe que el funcionario “se
daba una vida de super lujo” en los Estados Unidos incluso que tiene
inversiones en empresas de asesoría en seguridad y restaurantes que administra
su esposa.
Pero, hasta ahí.
La fiscalía no ha aportado datos
de sus estados financieros e inversiones, como tampoco de su procedencia en el
tiempo en que las realizó.
Puede ser que atienda a las fases
procesales del juicio y, en algún momento, nos enteremos de esa información
clave, decisiva, para dilucidar sobre las acusaciones que pesan contra el hoy
residente en el Centro Metropolitano de Detenciones de Brooklyn.
No obstante, ha trascendido que
esa información, no se ventilara en la Corte y si eso es verídico, agregado, al
argumento del abogado Cesar de Castro, defensor ante la Corte de García Luna, lo
dicho por los capos es porque buscan, a través de sus confesiones y acusaciones,
una reducción de sus penas corporales, pero, sale al paso y afirma contundente
que no hay evidencia porque: “No hay dinero.
No hay fotos. No hay videos. No hay textos. No hay correos electrónicos. No hay
grabaciones… Ninguna evidencia creíble, plausible, de que García Luna ayudó a
los cárteles”.
Esto de
ser cierto dejaría sin fundamento a la fiscalía norteamericana y, prácticamente,
quedaría en ridículo. ¿Será? Podría haberse metido en este juicio ¿teniendo
sólo los dichos de los capos? o ¿está pesando en el juicio los servicios prestados
de García Luna a las agencias norteamericanas que le granjearon las fotos
sonrientes con personajes del calibre de Barack Obama, Hilary Clinton, Eric
Holmer o Lindsey Graham.
Si no hay evidencia contundente, ¿cómo
es que García Luna fue detenido en Dallas en diciembre de 2019 y, desde
entonces, permanece bajo resguardo en una prisión federal?, ¿cómo es que sus
abogados seguramente caros, muy caros, no han podido ponerlo al menos en
libertad restringida con un grillete electrónico?
Veamos, de los cinco delitos que se
le imputan, cuatro de ellos, están relacionados con el narcotráfico: “Participar en una empresa criminal, conspiración para la
distribución internacional de cocaína, conspiración para la distribución y
posesión de cocaína y conspiración para la importación de cocaína. El quinto
delito que se le imputa es prestar falso testimonio a las autoridades
estadounidenses”.
Es decir,
si se caen las acusaciones vinculadas al narcotráfico por no haber evidencia
los miembros del jurado estarían en la disyuntiva de castigar a un “inocente” o,
liberarlo, de las acusaciones que le hace el fiscal con lo que prácticamente
quedaría absuelto, libre, incluso, como ocurre frecuentemente en los Estados
Unido aquel podría demandar a su gobierno por los años que estuvo preso en esa
prisión catalogada entre las peores de nuestros vecinos del norte.
En
México, el gobierno obradorista, está preocupado, pero mantiene la cautela y el
presidente López Obrador ha dicho a la prensa: “Hay que esperar a ver qué va a
suceder en el juicio… no debemos interferir”, lo sorprendente en este caso,
cómo en el de Edgar Veytia, el exfiscal nayarita, este personaje iba y venía de
Estados Unidos a México, haciendo negocios en los dos países, durante el
gobierno de Peña Nieto y López Obrador, y nunca se le molestó, menos se le
detuvo o se le abrió una carpeta de investigación en la FGR y, ahora, se le
señala, quizá, con mucha razón, de ser la cara sucia del calderonismo.
¿Qué hará AMLO si el jurado lo declara inocente por lo que ha
dicho el abogado De Castro que no hay evidencia? “No hay dinero. No hay fotos.
No hay videos. No hay textos. No hay correos electrónicos. No hay grabaciones…
¿Qué
tiene el gobierno mexicano que no haya tenido hasta antes de la detención en
diciembre de 2019? o, peor, si es así, ¿qué tanto pesaría aquello que evitó que
García Luna fuera indiciado en nuestro país y que podría de nuevo activarse?
¿Eso explica la cautela presidencial?
Son
preguntas no menores que esperemos se respondan con el tiempo y, esto que hoy,
al estilo de Hollywood, se ha convertido en espectáculo al menos, para la
audiencia, podría significar poner en entredicho el relato oficial sobre el
calderonismo y sus vínculos con el crimen organizado.
Y,
termino, preguntándome, ¿Dónde está el dinero? ¿terminara como la fortuna del
Chapo Guzmán, “uno de los más ricos del mundo”, según Forbes, que nunca se supo
dónde se encontraba?
Al
tiempo.
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