EL VINO DE LORET
EL VINO DE LORET
Es un engaño viejo.
El de los políticos para evadir
la exhibición de sus bienes y evitarse el escrutinio público.
“No tengas nada a tu nombre o lo
mínimo” -recomiendan los más avezados- Pon tus bienes, a nombre de terceras
personas, a nombre de los de tu entera confianza.
Tu esposa -por ejemplo-, tu hijo
preferido.
Enrique Peña Nieto, así lo hizo
con la escandalosa Casa Blanca de Bosque de Chapultepec, que resultó que no era
de él, sino de una molesta Angelica Rivera, que tuvo que salir a dar la cara
cuando se mediatizó la propiedad producto del tráfico de influencias.
También, Manuel Bartlett, se
escudó con aquellas propiedades millonarias que están a nombre de su esposa.
AMLO, mismo, ha dicho que antes
de vivir en Palacio Nacional, residía en casa de su esposa Beatriz Müller, y que
él solo tenía la propiedad de Palenque, La Chingada, pero qué ya está escriturado
a nombre de sus hijos.
Ahora, aparece su hijo José
Ramón, que ha vivido en dos mansiones texanas, una de ellas prestada y la otra dice
que es de su esposa, la brasileña, Carolyn Adams.
El problema es que la mansión
prestada es de Keith L. Schilling, quien fuera un alto ejecutivo de la empresa de
tecnología petrolera Baker Hughes, que tiene actualmente contratos por más de
150 millones de dólares con Pemex, para surtir de insumos al proyecto de Dos
Bocas.
Y, por cierto, de ese ejecutivo,
nadie sabe nada, donde se encuentra para poder preguntarle los motivos de ese
préstamo que tiene al presidente de México en un serio aprieto de credibilidad
y solvencia moral, cuando ha sostenido un discurso sistemático a favor de la
austeridad y la lucha contra la corrupción.
¿Quién podrá creer ahora esa
engañifa?
Ese truco viejo y desgastado
Pero, que se sigue usando, sin
pudor alguno.
Y, hoy los seguidores más
consistentes de AMLO, se han quedado silenciosos y, sólo uno que otro, es capaz
de sacar las orejas para repetir lo de siempre y los periodistas del obradorismo
no terminan de encontrar la cuadratura al círculo y esparcen dudas sobre la metodología
de la investigación o repiten los calificativos del presidente, cuando no
reducen los tiempos de tratamiento de tan escandaloso caso que tiene datos muy
precisos aunque, claro, algunas sombras alrededor del ejecutivo y la empresa en
cuestión.
Hay una crisis seria en la
narrativa oficial y Loret de Mola, aprovecha, para decir que ya abrió una nueva
botella de vino para festejar la falta de respuesta y argumentos más allá de la
descalificación profesional y la calificación de corrupto.
Y, sospecho, que los periodistas de
Latinus, no echaron toda la carne al asador de su investigación y guardan, en
algún lugar, un buen trozo de ella ante cualquier contraataque.
Por ejemplo, podrían ser los que
tienen que ver con la forma que se otorgaron los contratos a la firma Baker
Hughes y las razones, por las cuales ese exempleado, dejó la empresa o también porque
prestó su mansión a la pareja López-Adams.
Incluso, los de Latinus, podrían
tener información estratégica de la evolución de la relación entre este par de
jóvenes y en especial, los momentos clave, donde aparece la empresa y el
préstamo de la propiedad texana.
La credibilidad del presidente está
y estará en entredicho en tanto no salga de la narrativa en la que se encuentra
encerrado en medio del encono…y los problemas de salud.
Llama la atención el silencio en los
hombres y mujeres del gabinete, el de los llamados presidenciales,
especialmente, Claudia Sheinbaum y Marcel Ebrard y los gobernadores morenistas,
el silencio de la dirigencia de su partido.
Vamos, ni siquiera Beatriz
Müller, ha dicho esta boca es mía, como ha sucedido en otras ocasiones que
busca poner a salvo a su marido.
Están llamados a callar o se encuentran
pasmados.
No salen del asombro, en que han
caído con este sopetón mediático.
Entonces, el tiempo de hoy es de
Loret de Mola y el grupo de Latinus, y la organización de Mexicanos contra la
Corrupción, incluso este viernes, se espera la aparición de Brozo, el payaso
tenebroso, para responder a los calificativos expresados por el habitante de
Palacio Nacional.
Que, seguramente, será un nuevo
mazazo a la credibilidad del presidente, que bien haría callar en tanto pasa el
vendaval mediático para hacer un inventario y control de los daños.
No será fácil, la instrucción que
dio al fiscal “autónomo”, para que entregue al INE el expediente judicial contra
su hermano Pío y qué en otro momento hubiera alcanzado las ocho columnas, escasamente
salió a flote en los medios.
Todo está concentrado en José
Ramón.
Y, ahí, la consigna, de que se
vaya a fondo, ha sido muy cuidada, para no agregar fuego al fuego.
Aunque la pradera está encendida.
El presidente está enojado, muy
enojado, y al parecer, no quiere escuchar a sus asesores y es que él se siente
agraviado en su sistema de valores que han sido componente básica de su
narrativa justiciera y anti corrupta.
En los próximos días, veremos,
que tanto le pega a su calificación, en percepción, que sigue siendo alta hasta
enero, pero, quizá, después del escándalo es la gran duda en Palacio Nacional.
Esta en puerta la consulta para
la revocación de mandato y, ahí, más que en las encuestas de percepción, es
donde estará el termómetro para medir la temperatura del ánimo de los
ciudadanos.
Ya López Obrador y algunos
periodistas adelantan que el efecto será en los sectores medios y altos, pero,
no, en los sectores de la población bajos y pobres.
No, necesariamente, recordemos,
simplemente al expresidente Lula cuando se le acusó de poseer un departamento -sí,
un departamento vacacional- producto de tráfico de influencias la gente de
abajo salió a la calle para apoyar al Poder Judicial que finalmente lo llevó a
la prisión.
Claro, no es el mismo caso, aquí
no tenemos una Fiscalía y un Poder Judicial plenamente autónomo, pero, la gran
duda, por resolver, es como la gente de a pie, está percibiendo este evento que
hace sospechar un caso de trafico de influencias y la falta de una narrativa
oficial convincente.
En este país tan suspicaz con el
engaño y más, con los obvios, como este que nos quiere decir que los bienes
materiales son las esposas, nunca del político, podría minar y tener una
reacción inesperada.
Al tiempo.
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