LA MAÑANERA Y LA GUARDIA NACIONAL

 

LA MAÑANERA Y LA GUARDIA NACIONAL


 

“(Es) para terminar de consolidar esta institución a finales de 2023, con todos los elementos, con todo el profesionalismo de los que integren la Guardia Nacional, con salarios justos, prestaciones y también con todas las instalaciones”, dijo, el presidente López Obrador en Xalapa, cuando anunció un aumento hasta llegar a los 50 mil millones de pesos que actualmente ejerce los 35 mil 671 millones de pesos del Presupuesto de 2021.

Una decisión lógica, en un proceso de construcción institucional, que reclama y reclamará una gran cantidad de recursos que de algún lado deberá salir. Sin embargo, no deja de verse también esta inversión pública en función de los resultados obtenidos en los dos años que cumplió la Guardia Nacional el pasado mes de marzo y que deja mucho que desear, sobre todo en el número de asesinatos, cuando en 2019, hubo 34 mil 681 homicidios dolosos, y en 2020, 34 mil 554 con un nivel de impunidad que sigue siendo superior al 90%. Y, los asesinatos en el primer semestre de este año, que, según la Secretaría de Seguridad Pública, siguieron al alza, pero, con una reducción del 3.5%, respecto del mismo periodo del año pasado.

Pero, no solo en aquel indicador andamos mal, la tasa de feminicidios en el país va ligeramente al alza al pasar en este periodo de 492 a 505 y las violaciones sexuales aumentaron gravemente en un 32%, la buena noticia, es qué de acuerdo con la fuente oficial, existe una disminución del 3% en robos y un 29% en víctimas de secuestro.

Sin embargo, en el indicador de homicidios dolosos, que es el más mediático y con el que se mide principalmente el rendimiento de la política de seguridad pública, nos dice el informe de junio sobre el primer semestre de este año, que los crímenes de delincuencia organizada bajaron en un 11.4%, pero, paradójicamente, los delitos contra la salud y que están relacionados con el tráfico y venta de drogas crecieron un 4.6%.

Algo, que no se destaca en estos informes, es el número de desaparecidos que van al alza y que nunca regresan con sus familias, y, cómo “no hay cuerpo, no hay crimen” que se registre en las estadísticas oficiales, pero si sirve para que desde el discurso oficial se diga lo que se está haciendo para disminuirlos y afirmar que el gobierno está hombro con hombro con las familias de rastreadoras que están constantemente acechadas por el crimen organizado y no sólo eso, las asesinan haciendo un trabajo, que no está haciendo los crecientes cuerpos de seguridad y a los que se les dota cada vez de mayores recursos.

El presidente acaba de reafirmar en la conferencia Mañanera celebrada el viernes pasado en Culiacán, que a la Guardia Nacional se le incrementará recursos económicos, hasta 50 mil millones de pesos en su gobierno y que eso no significa la militarización del país, aun cuando el mismo dice, que los 150 miles elementos a los que aspira tener la Guardia Nacional serán incorporados al Ejército, lo que sumados a las amplias competencias que ya tienen las fuerzas armadas en fronteras, puertos, aeropuertos nos habla, de que como nunca, tienen tanto poder que lleva a pensar que cada día nos acercamos más a un modelo de facto y jure de gobierno cívico-militar.

Así mismo, en la Mañanera de Culiacán reitero el valor de esta inversión que comprende más de 500 cuarteles de la Guardia Nacional lo que técnicamente significa grosso modo que habrá uno por cada 5 municipios del país, 20 por cada estado y, al menos, uno por cada dos millones de habitantes. ¿Habrá otro país en desarrollo que se este armando de esa manera y con un discurso de “abrazos no balazos”? Es probable que ningún otro y es por eso por lo que llama la atención de organismos internacionales porque una cuestión que hay que tener clara es que estos “cuerpos de paz” no es su función sino se les crea, prepara y están destinados a proteger el Estado y sus instituciones lo que esto signifique en un momento como el que estamos viviendo.

No quisiera cerrar el texto sin mencionar que el presidente López Obrador cuándo habla de que su gobierno a diferencia de los del periodo neoliberal, no combate la violencia con más violencia, sino va contra las causas que hacen que especialmente los jóvenes se vean atraídos por los cárteles, está visión que domina el discurso obradorista, tiene la debilidad de que se ve el árbol y no el bosque que representa la industria trasnacional del crimen, lo que consciente de ello obligaría a reforzar alianzas y estrategias internacionales para debilitar las organizaciones criminales.

Así lo están haciendo los países de la Unión Europea y el principal logro es que los personeros de estas organizaciones no llegan a ser determinantes en los procesos electorales, la integración de los gobiernos y sobre todo sus lobbystas, no influyen y toman decisiones políticas cómo parece ocurre en nuestro país.

 

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