EL DISCURSO DE LAS EMOCIONES
Ernesto Hernández Norzagaray
A Lilly Téllez se le ve molesta en la tribuna. Gesticula,
manotea y alza la voz, sin ahorrarse calificativos contra el subsecretario Hugo
López Gatell y el modelo epidemiológico Centinela, llevando al presidente de la
Comisión de Salud del Senado de la República, a suspender la comparecencia por falta
de condiciones de tolerancia y respeto.
Y es que la senadora
Téllez estaba en el papel de crítica feroz. Del responsable institucional de la
pandemia y el eje operativo contra la Covid-19. Del pilar de la estrategia que
se sostiene en pacientes con problemas respiratorios que van a parar a las
unidades de salud públicas y privadas y que en el extremo buscan la
normalización del aliento perdido. La bocanada de aire que proporciona un
respirador ajustado a una traqueotomía que ancla a la vida. Pero, que deja
fuera de control, a los enfermos asintomáticos que siguen haciendo -con o sin
barbijo- su vida diaria en cualquier lugar del país.
La estrategia efectivamente es la más barata del mercado
porque reduce significativamente el número de pruebas y las horas-cama
hospitalaria de los pacientes que llegan con urgencias -prácticamente durante
lo que va de pandemia no ha llegado al 100% de ocupación salvo en casos
extraordinarios- y eso ha significado prácticamente la atención solo de casos graves
y reducido los costos de operación. Claro, en el caso de los hospitales
privados, ha sido otra historia por el insalvable criterio económico.
El modelo Centinela ha sido severamente cuestionado en el
mundo porque las pruebas se reducen a quienes son sospechosos de portar el
virus y no alcanza a los asintomáticos, y al no alcanzarlos, no tienen costo para
el erario, provocando la multiplicación de los contagios.
Por eso, la OMS, recomienda la prueba PCR y los países con
presupuestos per cápita más saludables optan por aplicar el mayor número de
pruebas por cada 100 mil habitantes y ahí está el meollo de la intervención redentora
de Téllez.
Sin embargo, el dilema entre el modelo Centinela y las
pruebas extensivas hoy suscita interrogantes de fondo, alrededor de su mayor o
menor eficacia, para detener la circulación del virus.
Y es que la máxima de que, a mayor cantidad de pruebas, menor
cantidad de contagios, la evidencia no parece no parece asegurarlo cuando
volvemos la vista a Madrid, París o Berlín, donde se han hecho millones de pruebas
conforme lo marca el librito preventivo y lo que se tiene es que estas grandes
ciudades europeas están en virtual confinamiento. De barrios enteros donde los
vecinos no pueden salir ni a la esquina y el cierre de cualquier área de
esparcimiento.
Y qué decir, de nuestros vecinos del norte, que también
cumplieron con las recomendaciones del librito de la OMS, pero el virus llegó hasta
la Casa Blanca y podríamos decir que se ha vuelto un problema para la elección presidencial
que habrá de celebrarse en noviembre, porque el candidato republicano Donald
Trump se ha contagiado del coronavirus y aunque, luego ha salido a decir que está de nuevo en circulación y dispuesto
para asistir a los actos previstos en la elección sean las concentraciones de
partido o a debatir con el demócrata Joe Biden.
Y, claro, es mejor saber a no saber, cuál es la dimensión del
problema en cada país, en cada estado o municipio, lo real es que la humanidad
esta contra la pared mientras no tenga la vacuna que detenga el efecto del virus
en general pero particular en lugares con serios problemas de comorbilidades.
Es decir, no es el mismo efecto en una sociedad con una baja morbilidad a otra
con serios problemas de salud (obesidad, hipertensión, diabetes).
Las pruebas masivas de PCR que ha recomendado la OMS, cómo
medida preventiva, lo único de lo que estamos seguros es que ha provocado hoyos
sin fondo en economías públicas como la española o la italiana. Peor, en países
donde ni siquiera se puede garantizar la prueba a quien ingresa a un hospital
público de algunos países latinoamericanos.
México, al menos, hasta donde se sabe por lo dicho por el
propio López Gatell no se ha dejado sin prueba a quienes ingresan de urgencias
en estas instituciones. Y, eso, salvó decenas de miles de vidas que al ser
sospechosos no llegan a confirmarse y regresan a casa, con sus familias, al
confinamiento o a sus trabajos, los que han sobrevivido laboralmente a la
pandemia y todavía obtienen ingresos.
Y es que el discurso explosivo de la senadora Téllez no sabe
de matices, de los siempre indispensables grises en todo problema colectivo, el
del detalle que nos permite ser más objetivos y prudentes sobre todo en estos
momentos de tensión permanente. Se le enojada, muy enojada, pero leyendo puntualmente
el guion de su intervención. Hasta parece que suda la molestia de quienes se
sienten impotentes por las pérdidas materiales o humanas y se arropa en el
mejor discurso hiriente.
Y en un político, aunque no lo sea por una trayectoria, sino uno
más de los que arrastró el triunfo espectacular de López Obrador, sabe y más si
viene de cierto periodismo que, en materia de discurso político, es recomendable
ir por las emociones de los potenciales electores.
Las emociones de quien se sienta harto de López Gatell que no
deben ser pocos o que confirme su animadversión al obradorismo. Hacer que sienta
sinergia con ese discurso emocional de 10-15 minutos y cómo veremos, cuándo
empiecen las campañas constitucionales se multiplicaran exponencialmente. Y pronosticó
que el discurso opositor se sostendrá en la necrofilia con muertes, pobreza, ciegos,
baratijas y presumibles incompetencias criminales. Resortes emocionales que, salpicados
del ingrediente de la intimidad familiar, el padre ciego, le da un toque de
cercanía y sentimental indispensable para obtener un efecto favorable para el
político.
Y, es que Lilly Téllez, está llamada a convertirse en la
candidata del PAN a gobernadora en Sonora. Donde las cifras de contagios y
fallecimientos están desbordadas. Y, los asesores de marketing político seguramente
necesitan sacudirle la imagen de traidora al obradorismo y convertirla en el adalid
de la pandemia. Por eso el uso consciente de la caja de resonancia del Senado
de la República. Ante el silencio de quienes desde Morena también aspiran al mismo
cargo en la administración pública estatal.
¡Ya veremos el efecto de este discurso de prueba, en la
dimensión psíquica, de las emociones de los sonorenses!
¡Al tiempo!
Comentarios
Publicar un comentario